Categorías: Sociedad

Adiós a una mujer que gobernó su casa y el corazón de sus amigos

Muere Manuela Jaén, la hija del Padre Jaén, conocido activista del PSOE.

Siempre es duro despedirse de una persona cuando deja este mundo para hacer compañía a los ángeles. El cariño que se siente por ella impide a familiares y a amigos despedirse de ella sin lágrimas. Manuela Jaén se fue hace unos días de este mundo. Y con su marcha, deja un gran vacío en su familia. Sus hijos, nietos y todos su amigos se quedan sin una gran matriarca. Ayer se despidieron de ella en el cementerio de La Purísima. En un entierro sobrio, le dieron su último adiós. Sobre su sepultura, decenas de flores que recuerdan su hermosura y su valía.
Manuela no sólo era la hija del conocido activista del PSOE ‘Padre Jaén’. Era una madre para sus hijos y para el resto de los amigos de sus hijos. Aseguran sus familiares que gobernaba la casa como nadie más lo podrá hacer jamás. Su fuerza también hacía que sus ‘mandatos’ y consejos de madre llegaran más allá de los que llevaban su sangre. Todos la recuerdan como una persona entrañable y ayer no podían creer que la despedida hubiera llegado a sus 76 años.  No se encontraba bien. Padecía una enfermedad cardiaca. Se sometió hace unos días a una operación en Málaga. Parecía que todo iba ‘viento en popa’, pero su corazón no pudo aguantar más y se paró. Fue una sorpresa para sus hijos, nietos y para todos los que la conocían. Ahora sólo les queda recordarla durante muchos años y rememorar esos consejos que recibieron cuando ‘gobernaba’ su hogar. Manuela no alcanzó en el PSOE la relevancia política de su padre, pero sin duda alguna fue de las que respaldó siempre la causa socialista. Fue una afiliada fiel a la causa del PSOE y trabajó y ayudó todo lo que pudo a este partido. Para los socialistas melillenses fue un apoyo histórico.
Ella descendía del ‘Padre Jaén’, uno de los hombres más relevantes para el PSOE durante la República. Diego Jaén, que era su nombre, fundó en Melilla la UGT y el PSOE. Dejó su sotana para dedicarse a la política, de ahí que le llamaran ‘Padre Jaén’.
Diego Jaén fue elegido en 1936 como compromisario para la elección del presidente de la República. Con el golpe de Estado de julio de 1936 fue detenido por los sublevados en Melilla. Cuentan los allegados a la familia que se ocultó en las cuevas de la playa de La Alcazaba y que un pescador lo descubrió. Lo fusilaron meses más tarde.

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