Se sabía que luchaba contra el cáncer, pero nadie se esperaba tan triste desenlace. A primera hora de la mañana de este domingo empezaban a llegar las noticias del fallecimiento de Javier Imbroda y la consternación se abría paso entre los melillenses.
Cientos de mensajes de condolencias en las redes sociales atestiguan cómo se ha sentido su fallecimiento en Melilla y en el resto de España. Clubes, federaciones, organizaciones de todo tipo, ciudadanos anónimos, daban su adiós a este gran hombre. El Gobierno de la Ciudad Autónoma decidió decretar un día de luto oficial recogiendo todo ese sentir ciudadano.
Javier Imbroda era un hombre muy querido y reconocido en la ciudad, el más pequeño de unos hermanos muy ligados tanto al mundo de la política como del servicio público y la abogacía.
Llevaba años fuera de Melilla pero volvía por nuestras calles cada vez que tenía oportunidad. Su etapa como entrenador de baloncesto lo llevó a Málaga (Maristas-Unicaja) y, más tarde, a trabajar para la selección lituana antes de regresar a España y, concretamente, establecerse en Madrid. Uno de sus aspectos deportivos más recordados es su paso por la Selección Española de Baloncesto.
Y luego conoció con éxito el mundo de la empresa para posteriormente entrar en la política de la mano de Ciudadanos. Actualmente era el consejero de Educación y Deportes en el Gobierno de la Junta de Andalucía, cuyo Ejecutivo ha resaltado su "compromiso con la democracia, los valores humanos y la Autonomía de Andalucía". El gobierno, presidido por Juanma Moreno, ha decretado tres días de luto oficial por su pérdida.
En toda esta trayectoria, si algo llevaba a gala, era ser melillense. Sentía profundamente la ciudad. Sin duda, fue uno de nuestros mejores embajadores. No perdía oportunidad de destacar la "marca" Melilla allá donde estuviera y hubiera un oído al que dirigirse.
Era una persona muy querida en todos los lugares por los que fue pasando por su compromiso y capacidades humanas. Y así le pone palabras el presidente andaluz: "Sus cualidades como hombre de bien, liberal, reflexivo, moderado, valiente, de entereza y vitalidad titánicas, de cordialidad extrema, de talento y carácter, definen una trayectoria profesional y de servicio público intachable".
Por todo eso, su figura perdurará para siempre en la tierra que lo vio nacer hace 61 años. El Pabellón Deportivo lleva su nombre en homenaje a su gran carrera deportiva, públicamente reconocida también hace escasas fechas en la final de la Copa del Rey en Granada.