Estas fiestas navideñas concluyen como siempre, con la noche más larga y el día más grande, el de la ilusión y la alegría de los más pequeños de la casa al encontrarse a los píes del árbol de Navidad la gran mayoría de regalos que pidieron a los Reyes Magos.
Algunos adultos, los que menos, aunque en esta ocasión deseamos que sean melillenses, pueden recibir también un gran premio si resultan agraciados con la lotería de ‘El Niño’.
Y todo ello después de una larga jornada, con comercios abiertos hasta altas horas de la noche para dar tiempo a algún rezagado a adquirir su regalo. Calles y comercios repletos de gente que por unos instantes parecen contradecir a esa crisis que aunque se empeñen en decir que acabó en 2010, todavía da sus coletazos.
La jornada de ayer volvió a llenar de algarabía, voces y risas una avenida como luce en pocas ocasiones. También hubo follones en eso del tráfico, con los desesperados que siguen en su empeño de que tocar la bocina durante minutos interminables hace desaparecer los atascos.
En fin, un final de Fiestas Navideñas tópico y típico, para el que habrá que esperar otros 365 días.
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