Se acabó la noche de San Juan, la más corta del año y sin duda la más celebrada sobre todo en las costas españolas.
En Melilla, esta tradición se cumplió por todo lo alto, y de nuevo, los melillenses respondieron a esta cita llenando no sólo los alrededores de la inmensa hoguera oficial, sino cualquier resquicio de playa.
La noche, además de tener a las hogueras por protagonistas, contó con la novedad de la música en sintonía con los fuegos artificiales, una iniciativa que si bien parece atractiva, todavía tiene que seguir ensayando si quiere asentarse en la ciudad, porque la prueba de ayer no salió como sin duda el área de Festejos tenía prevista.
Lo que si es de aplaudir, es esa idea de candelaria, que de este año representaba la fachada de la antigua ubicación del real de la Feria –el Parque Hernández–, una zona que muchos melillenses esperan ver abierta en breve tras largo tiempo de remodelación.
La vedad que el principal pulmón de Melilla bien merecía un lavado de cara, por no decir algo más, un hecho que sólo pudo llevarse a cabo tras el traslado de la Feria.
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