Un matrimonio se enfrenta a una elevada multa por abandono familiar porque su hija se niega a ir al instituto. Los hechos ocurrieron hace dos años, cuando la joven tenía 13 años y no quería ir al centro educativo que le había tocado. Estuvo más de un mes sin acudir a las clases, pero todos los días salía de casa temprano con la mochila y volvía a la hora de comer para no levantar sospechas. El centro se puso en contacto con los padres. En el juzgado de lo Penal número 2, el matrimonio aseguró que se preocuparon de que su hija acudiera al instituto y que en todo momento colaboraron con los profesores y tutores.
Dos profesores del centro educativo declararon ante el juez que en varias ocasiones los progenitores de la joven fueron al instituto para comprobar que su hija estaba yendo a clase. Además, hicieron una visita a la casa de la joven y declararon que los padres se mostraron “muy predispuestos a colaborar” y que tenían “buenas intenciones para solucionar el problema de la hija”. El caso quedó visto para sentencia después de que la hija se negara a declarar ante el juez.
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