Dos mujeres y un varón comparecieron ayer ante la magistrada titular del Juzgado de lo Penal número 2 de Melilla, todos ellos en calidad de acusados y denunciantes. Una de las procesadas acusó a otra joven de ‘okupar’ su vivienda. Según afirmó en el juicio, ella y su novio le propinaron una paliza para robar su teléfono móvil. La otra acusada negó que eso hubiera sido así y aseguró que recibió golpes de la que era su compañera de piso, que pretendía echarla de la casa en la que vivían por todos los medios.
Los hechos tuvieron lugar el 31 de diciembre de 2016, en la calle Nicaragua de nuestra ciudad. La primera acusada que declaró expuso que, en un principio, acogió en su vivienda a la otra joven acusada. Según dijo, con el tiempo tomó la decisión de no dejar pasar a la casa al novio de su compañera. Entonces, la otra acusada le dijo que, en venganza, se quedaría en el piso como ‘okupa’.
Siempre según lo manifestado por la primera en declarar, la noche de los hechos la joven fue hacia ella “histérica perdida”, acusándola de haber cortado los cables de su habitación. Entonces, la chica cogió una botella de dos litros de refresco e intetó arrojar el líquido sobre el cuadro de luces.
Según la versión de esta acusada, al ver el estado en el que estaba la ‘okupa’, encendió la grabadora de su móvil y llamó a la Policía.
“Me tiró el refresco a mí y luego se lo echó sobre ella”, dijo. Al ver que estaba relatando lo ocurrido a la autoridad a través de su teléfono, le pegó un guantazo e intentó mojar su móvil. Luego, siguió relatando esta acusada, salió de la vivienda para llamar al novio.
Una paliza de la pareja
“Él llegó antes de que lo hiciera la Policía y reventó la cerradura al dar una patada a la puerta”, expuso la mujer. Según dijo, la puerta le dio en el ojo y ella cayó al suelo. Entonces comenzaron a darle patadas y golpes en todo el cuelo y a tirarle del pelo.
Según su versión, todo el afán de la pareja era quitarle el móvil puesto que tenía grabaciones que ambos querían eliminar.
Esta procesada añadió que, tras el suceso denunciado, tuvo que mudarse a otra vivienda.
Pese a todo lo declarado, la fiscal reclamó para ella una multa de 300 euros por un presunto delito leve de lesiones.
Otras denuncias
La segunda en prestar en declaración fue la otra joven, acusada por un presunto robo con fuerza y por un delito leve de lesiones. Explicó que compartía piso junto a la otra procesada, con la que al principio tenía una buena convivencia hasta que la dueña de la vivienda supo que le había subarrendado una habitación.
Según manifestó, la noche de los hechos fue a pedir explicaciones a su compañera puesto que se había encontrado con los cables eléctricos de su cuarto cortados. “Ella me lo negó y me dijo que me fuera ya de su puta casa”, señaló. Luego, recibió un tortazo en la cara, arazaños y empujones de la otra procesada. “Yo ya la denuncié por otras lesiones”, afirmó.
Tras las agresiones, se marchó de la vivienda puesto que estaba sufriendo un ataque de ansiedad. Según siguió relatando, cogió un taxi para ir al centro de salud, donde se encontró con su novio, al que llamó para explicarle lo sucedido.
La procesada afirmó que, pese a la mala convivencia, siguió vivienda en esa casa hasta el día de los hechos porque no podía costearse otro alquiler más caro.
El tercero en declarar fue su pareja, también procesado por un delito de robo con fuerza y por otro leve de lesiones. El joven recalcó que no estuvo en la vivienda esa noche. Según explicó, recibió la llamada de su novia, quien le dijo que se había marchado de la casa porque “ya no aguantaba más”. Afirmó que se vieron directamente en el centro de salud.
Únicos testigos
Los tres procesados fueron los únicos testigos de los hechos citados por el Juzgado de lo Penal número 2 de Melilla.
La fiscal mantuvo la acusación sobre la pareja. Pidió para ambos una condena de un año y tres meses por el presunto robo del teléfono, además de 300 euros de multa por las supuestas lesiones.
La juez decidirá.
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