Editorial

Activar la economía circular

La economía circular es un sistema económico y social que tiene como objetivo la producción de bienes y servicios al tiempo que se reducen el consumo y el desperdicio de materias primas, agua y fuentes de energía. Este sistema promueve la optimización de los materiales y los residuos con el objetivo de alargar la vida útil de los objetos. Se pretende así salir del actual sistema lineal de usar y tirar las cosas y apostar por otro, más respetuoso con el medioambiente y basado en la prevención, la reutilización, la reparación y el reciclaje.

La Consejería de Medio Ambiente da señales de pretender apostar por ella. Así se deben entender las actividades que organizó la semana pasada en conmemoración del Día Mundial del Reciclaje el día 17 de mayo. En concreto, hubo un taller de marionetas de cartón hechas con materiales reciclados y los niños participantes aprendieron a identificar los residuos que deben depositarse en cada contenedor y trataron acerca de la importancia del reciclaje en la gestión de residuos.

En la presentación de estas actividades, la Consejería habló, literalmente, de “la necesidad de pasar del modelo económico lineal al circular”. Con este último, lo que se busca es la protección del medio a través de prácticas que permitan lograr la sostenibilidad. Para ello, nada mejor que utilizar la regla de las tres ‘r’: reducir la cantidad de residuos que generamos, reutilizar y dar una nueva vida a las cosas que ya no nos sirven antes de desecharlas, y reciclar.

Hace algo más de un mes, Mohatar ya se había referido al valor de la economía circular y el reciclaje durante el comienzo de la campaña de concienciación sobre la gestión de residuos, en la que los melillenses han podido conocer el recorrido que siguen desde que se tiran al contenedor hasta que llegan a la planta de tratamiento en la península.

En febrero, durante la presentación de un punto limpio, indicó que la ciudad tuvo el año pasado el mayor incremento de toda España en materia de recogida de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos. Ese es evidentemente el camino por el que la ciudad debe transitar, pero falta aún mucho por andar y no se debe bajar la guardia. Es cierto que Melilla es, tan sólo, una pequeña parte del mundo, pero el futuro del planeta también está en nuestras manos.

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