El consejero de Infraestructuras, Rachid Bussian, compartió este miércoles un tuit criticando a diputados de la Asamblea de Melilla que, según explica, se dedican a llamar a las empresas que tienen contratos con la Administración para interesarse por los modificados de obras, los retrasos, ampliaciones de plazos, temas de precios, costes de materiales y especialmente, andan detrás de detalles relacionados con el Plan General de Ordenación Urbana de Melilla.
Esta labor investigativa debería hacerse por los cauces establecidos en la Asamblea, que tiene o debería tener a disposición de la oposición recursos para que puedan fiscalizar el trabajo del Gobierno, sin pisar la delgada línea roja que separa el exceso de celo por el trabajo con el acoso.
Lo que denuncia el consejero Bussian en las redes es grave y, en mi opinión, podría interpretarse como un velado chantaje a los empresarios que en estos momentos tienen contratos con la Administración.
Estos diputados, con sus preguntas sobre temas delicados poco menos que vienen a decirles, como no me cuentes lo que te pregunto, cuando llegue al poder... No es algo descabellado. Me consta que una diputada se lo ha recordado en esos términos a un empresario con negocios en Melilla.
No es aceptable que los empresarios de esta ciudad que afrontan, como en ninguna otra parte de España, dificultades extremas debido a la asfixia económica a la que nos somete Marruecos, a la falta de concreción en proyectos anunciados, al encarecimiento de las materias primas, del transporte, a la falta de mano de obra especializada, al cierre continuo de negocios, a la presión migratoria que trae aparejada una muy mala fama para la ciudad, a la huida de capitales que se invierten en otras regiones debido a la inseguridad que hay en torno al futuro de Melilla, tengan además que soportar la presión de responder a interrogatorios indeseables de diputados de la Asamblea.
Demasiado a menudo estamos escuchando en Melilla eso de "cuando gobernemos". Ya se verá cuando gobiernen, si gobiernan, pero ningún diputado tiene derecho a interrogar a los empresarios y ponerlos en el aprieto de desvelar información que como miembro de la oposición puede conseguir en el parlamento autonómico.
Oiga, y si usted tiene dudas de que en un determinado contrato hay tomate, lo mejor es dar aviso a la Fiscalía anticorrupción para que investigue si estamos ante un error administrativo a ante cualquier otro tipo de chanchullo. Pero si usted es diputado debería promover comisiones de investigación en la Asamblea, a menos que esté convencido de que esas comisiones no sirven para nada.
Me atrevo a decir que los empresarios no son de izquierdas ni de derechas. Tienen sus afinidades políticas, pero en general, un empresario no pone por delante su ideología a la hora de cerrar un negocio, salvo excepciones, claro está. Un empresario es empresario porque trabaja con la obligación de ganar dinero para cubrir gastos y seguir abierto, para pagar los sueldos a los empleados, si los tiene, y además para reinvertir y crecer. Todo lo demás es un ruido innecesario.
La práctica ha demostrado que la connivencia de la empresa con el poder termina muchas veces en los juzgados. Y los empresarios que están al frente de negocios solventes sólo quieren un contrato que les ayude a seguir creciendo. Es lo normal, lo habitual y lo justo. No tiene por qué ser escandaloso en Melilla que un empresario local que habitualmente tenía contratos con el Gobierno del PP, ahora los tenga con el Gobierno de CpM, PSOE y Eduardo de Castro. ¿Dónde está la contradicción?
Sigue siendo la Administración y sigue siendo un empresario. Es lamentable que estas cosas ocurran porque demuestran en primer lugar la poca confianza en la democracia de los diputados que están incurriendo en estas prácticas.
Los melillenses queremos instituciones solventes en las que podamos confiar como garantes de lo público. Pero también queremos que esas instituciones funcionen y que las investigaciones no terminen en agua de borrajas por el compadreo y la piña de partidos.
Animamos al consejero de CpM Rachid Bussian a que dé nombres de esos diputados que están acosando a preguntas a los empresarios para que puedan explicar a la prensa a qué se debe su labor inquisidora. No dudamos de la buena fe, pero sí de que éste sea el método adecuado para pararle los pies a prácticas inadecuadas.
Melilla tiene que acostumbrarse a la transparencia y nuestros políticos deben estar dispuestos a dar explicaciones en el seno de la Asamblea porque no lo elegimos para sacarlos del paro sino para que nos ayuden a construir un futuro mejor. Los elegimos porque entendimos que son los mejores para sacar adelante nuestro proyecto de Ciudad.
Es en eso en lo que se deben centrar y no en buscar la paja en ojo ajeno, en lugar de ver la viga en el propio.