La víctima aseguró en el juicio no recordar cuándo ni en qué circunstancias perdió el ojo izquierdo.
La Audiencia Provincial ha absuelto a un joven melillense, de iniciales B.M., de un delito de lesiones por el que el Ministerio Fiscal pedía para él 10 años de prisión por supuestamente haber dejado tuerto a un vecino del barrio de La Cañada donde reside. El juicio fue de lo más peculiar, especialmente, porque el acusado aseguró que con quien se peleó en octubre de 2011, cuando ocurrieron los hechos, fue con un primo suyo que tiene el mismo nombre que la víctima. Ésta, por su parte, no reconoció al joven procesado como su agresor, pues no recordaba cuándo ni en qué circunstancias perdió el ojo izquierdo.
Los único que quedó probado en el juicio, según se recoge en la sentencia, es que en octubre de 2011 la víctima ingresó en el Hospital Comarcal con traumatismo en el ojo izquierdo ocasionó por una herida perforante, perdiendo definitivamente el globo ocular, que fue sustituido por una prótesis. Sin embargo, no quedó probado que el causante de la lesión fuera B.M., el acusado.
La decisión de la Audiencia se basa en el testimonio de la víctima, que dijo desconocer cómo se produjo la lesión en el ojo y negó que fuera el joven procesado el culpable. Además, la madre de la víctima fue, de hecho, la que puso la denuncia, pero en el juicio no compareció.
El resto de los testigos corroboraron la versión del acusado. De hecho, uno de ellos declaró que escuchó una discusión en la calle, pero no vio nada porque cerró la ventana. En el juicio tampoco se aclaró la confusión existente en dos partes médicos que se realizaron a la víctima con una diferencia de tres días. En el primer parte, se refiere una lesión en el ojo derecho, cuando sucedieron los hechos supuestamente. Pero tres días después ingresó con una lesión severa en el ojo izquierdo perdiéndolo irremediablemente.
La médico forense que declaró en el que juicio aseguró que la valoración de las lesiones no pudo efectuarse porque la víctima no volvió a las siguientes consultas tras la operación y explicó que un puñetazo de por sí no puede provocar una herida perforante en un ojo, pues se necesita un “objeto punzante” para infringir ese daño.