Opinión

Aberchán y el PP de Madrid y de Melilla

Aberchán no irá a la cárcel, como quería el PP de Imbroda. Según ha podido saber El Faro, la Audiencia Provincial de Málaga ha rechazado la solicitud de los populares de Melilla para que el líder cepemista cumpliera entre rejas la pena de dos años de prisión a la que fue sentenciado en firme por el Caso Voto por Correo.

La decisión judicial llega después de que Aberchán dimitiera de su escaño de diputado en la Asamblea de Melilla tras asumir la inhabilitación para cargo público por un período de dos años y medio y pagar una multa de cerca de 15.000 euros.

En un momento tan convulso como el que viven hoy las dos ciudades autónomas españolas del norte de África, tras la marcha sobre Ceuta organizada desde Marruecos, es buena noticia que Aberchán no tenga que ingresar en prisión porque la decisión judicial de encerrarlo habría convertido Melilla en un polvorín.

Eso lo saben perfectamente quienes presumen de ser más melillenses que el acento de esta tierra y aún así aspiraban a que al número uno de CpM cumpliera 2 años de condena en prisión, como la Pantoja.

Pero ha habido cordura y me alegro por Melilla, por la paz social y la convivencia de esta tierra. Me alegro de que en tiempos convulsos, haya primado la sensatez a la hora de entender la particularidad de esta tierra, sin dejar de aplicar la justicia.

Que Aberchán no tenga que ingresar en prisión no significa que a partir de ahora no tenga antecedentes penales y, por tanto, a la primera que haga irá a la cárcel. Con él se ha tenido la misma benevolencia que se tiene con la mayoría españoles que no han cometido delitos previos y han sido condenados a 2 años de cárcel sin entrar en prisión. No le hacemos un favor. Se hace justicia.

En estos momentos, los que queremos y defendemos la españolidad de Melilla y Ceuta necesitamos que nuestros políticos estén unidos. Llevamos tiempo reclamando partidos sólidos para salir de esta crisis que empezó con el coronavirus, seguirá con el empobrecimiento de muchos de nuestros vecinos y empresas y continuará con la división ideológica en dos Españas.

Hablo de la fractura social que vimos este martes en la Plaza de España entre los que están con Pedro Sánchez y los que no pueden ni escuchar su nombre. Mucho me temo que los peores temores del presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García Page, van camino de hacerse realidad. El odio que hasta ahora acaparaba Pablo Iglesias, va como un dardo directo a Pedro Sánchez.

Admito que el presidente de España tuvo buenos reflejos y su desplazamiento inmediato a Ceuta y Melilla ha venido acompañado de la devolución inmediata a Marruecos de más de 5.000 de las 8.000 personas que entraron por el Tarajal animados por la Policía de frontera marroquí. Acción y reacción. No está mal.

No es que Sánchez viniera a acampar en Ceuta hasta que se dé por solucionado el conflicto. Vino sólo a dejarse ver por la zona porque sabía que de no hacerlo iba a tener mambo en la sesión de control al Gobierno de ayer miércoles.

Para ser sinceros, nos habría gustado que hubiera venido acompañado del Rey Felipe VI, vestido con el uniforme de campaña. Pero evidentemente eso habría elevado la tensión con Marruecos un grado más.

En todo caso, echamos de menos saber si Felipe VI levantó el teléfono para hablar con Mohamed VI como hacía su padre cuando había diferencias con el monarca alauí o se quedó en Zarzuela esperando el visto bueno de Moncloa.

Pese a desplazarse a Ceuta y Melilla, Sánchez tuvo este miércoles un cuerpo a cuerpo tremendo con el líder popular, Pablo Casado que, por increíble que parezca, suscribió la tesis de Marruecos de que la marcha sobre Ceuta es consecuencia de la hospitalización en España del líder del Polisario, Brahim Ghali.

No dijo Casado nada que no supiéramos todos los españoles. El problema es que ayer no era el momento de decirlo, sino de mostrar sentido de Estado y cerrar filas contra Marruecos. Hasta la Unión Europea nos ha respaldado. Esperábamos que el líder popular hubiera estado a la altura.

Abascal se da un baño de masas en Ceuta y Casado se pelea como una fiera con Sánchez en el Congreso. ¿Es esa la actitud de un futuro presidente de España? ¿Es eso lo que esperábamos melillenses y ceutíes? Cuando alguien se ahorca, los familiares del difunto no esperan que alguien vaya al entierro a culpar a quien le vendió la cuerda o a quien no llegó a tiempo a casa para evitar la desgracia.

Es cierto que el conflicto de Brahim Ghali desencadenó la marcha sobre Ceuta, pero también lo es que Marruecos no puede abrir sus fronteras como si esto fuera el zoco de Nador o de Tetuán. La decisión tiene un coste político muy alto. Llevamos un par de días en los que no se habla de otra cosa en el mundo. El desprestigio internacional de Rabat es monumental.

Por eso Sánchez se vino arriba ayer en el Congreso y subió el tono para preguntarle directamente a Casado de qué lado está. El popular no ha entendido la crisis con la claridad con que la vemos en África. Él va a por Sánchez y en su obsesión está entregando Melilla y Ceuta a Vox.

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