LOS primeros datos llegados sobre el suceso en la casa del líder de CpM, Mustafa Aberchán, ocurrido en la noche del pasado jueves apuntaban a que un numeroso grupo de inmigrantes se había introducido en su vivienda tras forzar los accesos. Aparentemente, el líder de la oposición había sido víctima de una violenta acción de los subsaharianos, que tras saltar la valla habían buscado refugio en algún inmueble de la zona. No parecía posible que éste hubiera abierto voluntariamente la puerta de su casa para evitar la “salvaje agresión” de la que supuestamente estaban siendo víctima los inmigrantes por parte de los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Sin embargo, así parecía que lo estaba denunciando el propio Aberchán en una conocida red social. El intento de hablar directamente con el líder de CpM resultó también anoche infructuoso, como siempre que El Faro trata de ponerse en contacto Aberchán. Otra vez prefirió relatar su papel de “salvador” al diario que considera amigo.
Por la mañana, horas después de los hechos, tras haber tenido oportunidad de reflexionar toda la noche sobre su acción, Mustafa Aberchán compareció ante los medios de comunicación. Insistió en su denuncia sobre la actuación de los agentes, con unos argumentos parecidos a los que ya utilizó para poner en duda la labor de los policías que intervinieron en el altercado entre los clientes de un bar durante la procesión del Viernes Santo.
La sensatez y seriedad del máximo responsable del primer partido de la oposición volvieron a brillar ayer por su ausencia. De nuevo Aberchán intentó arrojar una sombra de duda sobre la actuación de los agentes, colocó a su partido en una posición imposible ante el complicado problema de la inmigración e hizo de su vivienda un refugio para los subsaharianos cada vez que se produzca un salto de la valla. ¿Qué argumento encontrará a partir de ahora para no abrir cuando un inmigrante ilegal llame a su puerta?