En el último Consejo de Ministros se ha aprobado la transferencia a la Ciudad Autónoma de Melilla de algo más de cuatro millones de euros para la atención a los Menores Extranjeros No Acompañados (MENA). Una cifra que, por supuesto, no llega ni al treinta por ciento del coste que para las arcas autonómicas tiene el mantenimiento de los casi mil menores que se encuentran repartidos en los distintos establecimientos que la Consejería tiene por Melilla.
La situación de los MENA requiere, cuando se producen estos acontecimientos de transferencias de las cantidades anuales, volver a recordar que el Estado sigue dejando a los gobernantes de Melilla al pie de los caballos, teniendo que poner dinero encima de la mesa para el mantenimiento de estos menores cuando se podría, perfectamente, destinar esos fondos a otras necesidades que tiene la población.
Porque no nos olvidemos que hablamos de una población con más de doce mil parados y con unas dificultades inmensas para insertarse en el mercado laboral, añadiendo a todo ello el tema de la propia pobreza en general.
Vuelvo a repetir, al igual que en otros artículos, que no es hacer demagogia, que no es hacer leña del tema de los MENA, sino que cada uno asuma las competencias que, de verdad, son una realidad y no las que están incluidas en la actual legislación.
Es verdad que la competencia de los MENA es directamente responsabilidad de la Ciudad Autónoma porque así quedó establecido a los pocos años de constituirse Melilla en un ente autonómico y se asumieron esas competencias sobre el menor. Pero también debemos tener en cuenta que hablamos de una época donde el fenómeno de los MENA no había ni siquiera empezado.
Siempre he defendido que los MENA es un fleco, pero un fleco muy importante, de un problema general como es de la inmigración. Y, por tanto, entiendo que si para los mayores inmigrantes se asume por parte del Estado su mantenimiento en el CETI se debería hacer lo mismo con los MENA porque la ayuda de los cuatro millones de euros, al final no llega ni para pipas.
A lo largo de los años han sido muchos los intentos, tanto con gobiernos del Partido Popular, como con gobiernos del PSOE, para hacer entender en Madrid que la realidad es muy cruel con Melilla en este aspecto, ya que la asunción de casi mil menores marroquíes traspasa cualquier cuota de solidaridad que se pudiera establecer para cada una de las regiones españolas. Si la proporción de MENA que tiene Melilla para una ciudad con ochenta mil habitantes lo trasladáramos a alguna comunidad española el grito lo hubieran puesto en el cielo.
Y luego está el problema de Marruecos que hace oídos sordos a sus propios nacionales. Nunca admitirán el regreso de los mismos porque no les da la real gana, ni aunque España se gastara millones de euros en la construcción de centros de acogida para estos chicos en territorio del país vecino.
En definitiva, nuevamente el Consejo de Ministros aporta los cuatro millones de euros, que como he dicho no da ni para pipas y se sigue sin asumir que los MENA es un problema coetáneo al de la inmigración en general y que Marruecos no nos hace ni caso.
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