Esta semana no hemos visto colas para vacunarse contra el coronavirus en el centro de salud de Polavieja. Previsiblemente la bolsa de no inmunizados que había en la ciudad se reduce a esas más de 5.000 personas aproximadamente que han optado por recibir el pinchazo de Pfizer en estos momentos con el incentivo de poder cruzar a Marruecos o sencillamente porque el verano está a la vuelta de la esquina y es mejor salir de vacaciones con las vacunas puestas porque uno no sabe lo que se va a encontrar por el mundo.
En una encuesta realizada por este periódico, muchos melillenses han comentado que no temen que el coronavirus les estropee las vacaciones. Existe la sensación de que hemos vencido al virus y esa batalla se ha ganado porque la amplia mayoría de los españoles estamos vacunados.
Sea como fuere es una buena noticia que la reapertura de la frontera haya aumentado el número de vacunas puestas en Melilla. Evidentemente, las colas volverán para las segundas y terceras dosis. Llegado ese momento será relativamente fácil saber cuántos antivacunas han renunciado a sus principios.
Funcionarios vinculados a la vacunación cuentan la anécdota de que les ha llegado gente que quiere ponerse la tres dosis de una tacada. No deja de ser risible, pero también nos ayuda a hacernos una idea de la desinformación que ha existido en torno al proceso de vacunación en la ciudad.
Hay un sector amplio de la población que no ha tenido acceso a los calendarios de vacunación que la Ciudad comparte con los medios de comunicación con la esperanza de que la prensa los publique a su vez en las redes sociales, radios, televisiones, webs y periódicos en formato papel. Y eso no siempre ha sido así. Esa información, tras dos años de pandemia, dejó de ser novedosa para pasar a ser rutinaria. Eso significa que dejó de ser noticia. Y ahí podría estar la clave de la desinformación en un determinado sector de la población melillense.
Es una lástima que este cambio de opinión en torno a la vacunación haya llegado después de que se hayan caducado en la ciudad las dosis de Moderna que había a disposición de los melillenses.
Ahora habría que ver si con las dosis de Pfizer enviadas a Melilla se termina de vacunar a esa parte de la población que había bajado la guardia tras los contagios masivos de ómicron, incluso en personas que tenían las tres dosis puestas.