El director general de Salud Pública, Juan Luis Cabanillas, advertía este pasado martes de la delicada situación que vivimos actualmente en la ciudad a causa de la pandemia de coronavirus y los últimos datos registrados en la jornada de ayer no hacen más que tensar la cuerda.
La ciudad se encuentra a la cabeza del ranking nacional de Incidencia Acumulada, cuadriplicando la media nacional, y el cierre de toda actividad esencial puede ser inminente. Decía Cabanillas que la única opción para evitar el endurecimiento de las restricciones es que la situación epidemiológica mejore y no parece que Melilla esté en esa tendencia, más bien lo contrario. Se siguen registrando más nuevos contagios que pacientes que superan la enfermedad.
Ayer, supimos que durante el fin de semana la policía sorprendido a 13 personas reunidas en una nave que habían alquilado en Las Palmeras, un hecho que por desgracia ha sucedido demasiadas veces a lo largo de la pandemia y que indica el nivel de irresponsabilidad de algunos. También, llama la atención que aumente el número de viajes, coincidiendo con la Semana Santa, a pesar de que se mantenga el cierre perimetral de la ciudad y que los desplazamientos tengan que estar justificados.
Si seguimos con esta dinámica de ignorar las recomendaciones sanitarias, a las autoridades no les va a quedar más remido que obligar a bajar la persiana de mucho establecimientos y empresas locales para evitar que el virus siga contagiándose e imponer a un confinamiento duro como el que vivimos hace un año.
La falta de consciencia de algunos nos va a abocar a todos a la catástrofe que supondría para la ciudad un nuevo parón de la economía. Antes de que sea inevitable, hay que hacer un llamamiento a la población desde todas las instituciones, dejar claro el peligro al que nos enfrentamos, y tener mano dura con aquellos que están saltándose las restricciones y poniendo en peligro a Melilla y a los melillenses.
Si no somos capaces de lograr doblar la curva de la pandemia, se avista un futuro muy oscuro. Sería una fracaso estrepitoso como sociedad.
Lo que hay que hacer es sancionar con severidad a quien incumple, de otro modo no hay nada que hacer y solo se perjudica deliberadamente a quien nada tiene que ver y llevan a la ruina a hostelería, comerciantes y cierre de institutos y bibliotecas.