El Partido Socialista melillense ha escenificado, a través de la difusión de lo debatido en un Consejo (interno y nacional) de Política Institucional, la apuesta de Pedro Sánchez por Ceuta y Melilla. Es curioso que salga a la luz pública la actividad de un órgano partidista del que los lectores más avezados han escuchado hablar, con suerte, alguna rara vez. Más que nada porque lo que trasciende de los partidos, normalmente, son los temas de la Secretaría de Organización. Pero he aquí que el PSOE se agarra al primer clavo caliente que encuentra a mano para vender su primer gesto con las ciudades autónomas, a las que tiene abandonadas desde que se formó el bipartito. El mensaje es, efectivamente, necesario. No sólo tranquiliza a sus filas y a sus votantes y simpatizantes, sino que va directo a Rabat. Si alguien del otro lado de la frontera creyó que estaba todo el pescado vendido, ahora evidentemente tendrá dudas razonables.
En política no hay nada gratuito. Todo tiene su explicación. Muchas veces los políticos nos crean un problema para luego, acto seguido, aportarnos la solución y aparecer ante la audiencia, como salvadores. No creo que éste sea el caso. El problema existe y nadie nos ha salvado de nada. Mucho menos después de que se sepa que Marruecos apuesta por que la Operación Paso del Estrecho no atraviese las ciudades autónomas.
La noticia es mala para nuestro puerto que perderá ingresos en tasas de atraques de los buques y para las gasolineras donde suelen repostar los visitantes si el precio difiere del de Marruecos. En el lado contrario de la balanza están los beneficios. La mayor parte de los pasajeros no se dejan mucho en esta ciudad, así que los vecinos nos ahorramos las largas e interminables colas y la inversión en un dispositivo de seguridad que pagamos todos. Pero también evitamos que el coronavirus nos llegue desde Bélgica o desde Holanda, como está ocurriendo en el Levante español con los temporeros que regresan de Francia en autobuses contaminados de Covid-19.
El movimiento del Gobierno central de cambiar a última hora el criterio de reparto del fondo no reembolsable de 16.000 millones era la única jugada posible para salvar los muebles en las dos ciudades autónomas, con ratios impresentables en los colegios, pese a que dependen del Ministerio. Cuando uno sale de Melilla y dice que en aulas de Infantil de esta ciudad hay más de 30 niños por docente, la gente cree que estamos mintiendo.
Puede que por eso el Gobierno quitó los 1.000 millones que había destinado a Servicios Sociales y le arañó otros 1.000 millones a Sanidad y destinó dos millones a Educación (para toda España). Se mantienen intocables los 5.000 millones que tenían apartados para recuperación económica.
En fin, que entiendo yo que con la difusión de un Consejo de Política Institucional al que asistieron la delegada Sabrina Moh y la vicepresidenta y secretaria general del PSOE melillense Gloria Rojas, los socialistas locales buscan reivindicar que han sido ellos los que han conseguido esos 25 millones para Melilla, por más que el presidente Eduardo de Castro les comiera la tostada con una comparecencia que ha dado mucho de sí.
Después de la mediática aparición del líder naranja adelantando que la Ciudad ha conseguido los 25 millones del fondo no reembolsable, el PSOE puede decir lo que quiera, pero si De Castro pidió el dinero a Pedro Sánchez y éste lo concedió, el mérito se lo arroga quien primero lo anuncia. Y fue lo que hizo el presidente. Ni más, ni menos.
La pregunta que supongo ronda por la cabeza de muchos militantes socialistas es ¿por qué si el trato de favor supuestamente lo consiguió Gloria Rojas, el PSOE de Melilla no vendió esa información a los medios antes de que lo hiciera de De Castro? La versión oficial, probablemente, apelará a la lealtad institucional, pero detrás de esto está la falta de iniciativa política. Aquí, el que no corre, vuela. En política no te puedes dormir en los laureles porque pasa lo que pasa. La comparecencia de De Castro se hizo trending y con todo el pescado vendido, poco se puede aportar ahora.
Si de verdad el PSOE quiere que creamos que las ciudades autónomas importamos al Gobierno de Pedro Sánchez, tiene que hacer más gestos y conseguir que nos lleguen. No basta con que el Gobierno central se autoadjudique 25 millones para gestionar la Educación en cada uno de los enclaves africanos. Tenemos que notar que nuestros problemas son los mismos que tienen el resto de españoles.
Pero resulta que aquí al paro y al miedo al contagio de la Covid-19 se suman unas conexiones marítimas malas; vuelos a la península cuestionables y una pobreza estructural que difícilmente podrá corregir el pago del Ingreso Mínimo Vital.
Hay mucho camino por andar. Aquí siguen haciendo falta golpes de efecto que, de momento, no vemos con claridad. Que no se haya avanzado en la investigación del asesinato de Emin y Pisly es un buen ejemplo de lo poco que cambian las cosas pese a la alternancia en la Moncloa de PP y PSOE.
Melilla y Ceuta necesitan más compromiso. No sólo económico. También político. Una visita de Pedro Sánchez a la ciudad o de los Reyes nos ayudaría a reafirmar nuestra españolidad. Cuando las cosas se ponen difíciles, hay que mover ficha. Tengo la sensación de que Marruecos se ha venido arriba. Nos tiene cogidos por el cuello y no hay forma de quitarnos su bota de encima. ¿A qué esperamos?
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