A por la reforma

La Gerencia del Comarcal reconoció ayer que pese a que este verano han desinfectado ocho veces la cocina del hospital, es casi imposible acabar con la aparición de “insectos rastreadores”.

Según explican en una nota de prensa bastante extensa, en la aparición de cucarachas y la “posible presencia de roedores” influye la construcción obsoleta de la cocina del hospital que tiene “infinidad de recovecos, desagües, escondites y huecos entre las paredes y el alicatado”.
Eso quiere decir que, hagan lo que hagan, siempre habrá cucarachas y hasta alguna rata en la cocina del hospital. Aunque destacan que se realizan controles periódicos que garantizan la salubridad y la seguridad alimentaria, líbrenos Dios de enfermar en Melilla.
Aún a sabiendas de lo difícil que se hace exterminar la fauna de la cocina, durante hace más de un mes el lavavajillas está roto y las bandejas se están fregando a mano. Es lo que la Gerencia del Comarcal llama “métodos tradicionales de limpieza”.
Casualmente hoy volverá a funcionar el tren de lavado de la cocina, tras la denuncia del sindicato FSP-UGT exigiendo la desinfección y desratización urgente de estas instalaciones y la noticia recogida en El Faro.
Mal van las cosas si desde el hospital de Melilla pretenden que entendamos que es normal que haya cucarachas y que las siga habiendo en la cocina del Comarcal, sobre todo, en verano.
Si la cocina tiene recovecos, habrá que solucionar el problema, no con fumigaciones quincenales (que también) sino con una reforma a fondo que garantice que las bandejas en las que comen nuestros enfermos no llevan el rastro de una cucaracha.
Sabemos que estamos en crisis y que una inversión de ese calado necesita dinero, pero habrá que primero pedirlo, luego conseguirlo y finalmente invertirlo.
No podemos resignarnos a que la culpa de que las cucarachas sean veteranas conocidas de la cocina del Comarcal sea de quien gobernó en el año 2000.
Lo de la herencia maldita es cierto y se puede entender, pero justo por eso los ciudadanos en España votamos cada cuatro años para dar poder a quien puede hacerlo mejor. Si la cocina del hospital Comarcal necesita una reforma, habrá que hacerla. Con las cosas de comer no se juega.