A la intemperie

Una madre marroquí lleva tres meses malviviendo en una tienda de campaña a las puertas del CETI junto a su hijo sirio de ocho años.

Como el resto de refugiados que llega a la ciudad, viene huyendo de la guerra. Pero no le dejan entrar al Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes por haber nacido en Marruecos.
Ésta es la versión que la ONG Prodein ha contado a El Faro y también la que manejan colaboradores de Amnistía Internacional, de visita en Melilla.
Falta, por supuesto, la del CETI que estudiará el caso aunque esta mujer no es la única ni la primera madre marroquí que malvive en las afueras del centro con niños sirios a su cargo.
 Ya ocurrió en otra ocasión y finalmente madre e hijos pudieron acceder al CETI porque el cabeza de familia, de nacionalidad siria, consiguió entrar en la ciudad. Sólo así fueron bienvenidos.
Ayer colaboradores de Amnistía Internacional colgaron un ‘tuit’, que vuelve a dejar a Melilla en muy mal sitio. A la espalda de la tienda de campaña donde madre e hijo malviven gracias a la caridad, se ve a un grupo de melillenses jugando al golf, de espalda a la desgracia de esta refugiada.
Es cierto que no es siria, pero su hijo sí lo es. ¿Qué hacemos, los separamos? Algo habrá que hacer y pronto, porque la mujer lleva tres meses al raso.
Desde la ONG Prodein, José Palazón, su responsable, criticó ayer a los Servicios Sociales de la ciudad por no haber movido un dedo para escolarizar o regularizar la situación del pequeño sirio de 8 años, que pasa los días jugando a la pelota frente al CETI y hasta ha tenido problemas para recibir atención sanitaria en Melilla.
Sabemos que Bienestar Social va hasta arriba de trabajo y que en la ciudad es muy difícil hablar de excepciones, pero el caso merece ser estudiado.
Ayer mismo saltó un nuevo problema a resolver. El cadáver hallado en el mar, frente al Club Marítimo, no es de un menor de edad. Sin embargo, se trataría del ‘mena’ que estaba acogido en La Purísima y que desapareció en Nochevieja tras lanzarse al mar para intentar alcanzar a nado un barco y colarse como polizón para llegar a la península. Ante este ‘marrón’ al que tendrá que hacer frente la Consejería, su titular, Daniel Ventura, ha decidido cortar por la sano y hacer un test de edad a todos los nuevos ingresos en La Purísima.