ESTE AÑO, se espera que se celebre Eid al-Fitr en el miércoles, 10 de abril de 2024. Sin embargo, la fecha exacta está sujeta a la aparición de la luna de Shawwal, 1445, el décimo mes del calendario lunar islámico. Al cierre de esta edición, se desconocía el día en concreto, por lo que todavía podría ser que se celebrara el martes.
Banquetes, oraciones y reuniones sociales marcan para los musulmanes el fin del Ramadán, un momento de plena alegría después de haber cumplido con los preceptos del profeta Mahoma.
El más conocido de estos preceptos tiene que ver con el ayuno desde el amanecer hasta el anochecer, que es uno de los pilares del Islam con ciertas salvedades, ya que están exentos de llevarlo a cabo sectores sociales como los niños, las mujeres embarazadas o los enfermos. Como se oye decir a los musulmanes en Melilla, Dios no quiere que nadie muera, por lo que cualquier persona que pudiera tener problemas de salud por llevar a cabo el ayuno no solamente no tiene obligación de hacerlo, sino que incluso no debería.
Los primeros días son los más duros. Conforme va transcurriendo el tiempo, los fieles van haciendo gala de la capacidad de adaptación del ser humano a las circunstancias y, según comentan, al final se acostumbran y prácticamente ni siquiera lo notan ya.
Pero, aunque sea lo más famoso del Ramadán, no es lo único que este mes obliga a llevar a cabo a los fieles musulmanes. El Ramadán es también un periodo de máxima espiritualidad en el que la reflexión, la oración y el sacrificio que implica la renuncia a los alimentos son la manera de renovar la fe y acercarse a Alá. Además, es una época del año que también evoca alegría y celebración, porque es el momento de reforzar los lazos de unión con la familia, los amigos y la comunidad islámica. No hay más que ver las reuniones que cada tarde-noche, en función de la puesta de sol, se producen en las casas de los fieles musulmanes.
Enseguida habrá terminado el mes más importante del calendario para ellos, pero eso no quiere decir que el fiel deba olvidar sus buenas intenciones y meterlas en un cajón. Pasa lo mismo, por ejemplo, con la Navidad cristiana, que es una época relacionada siempre con el amor y la familia.
Lo importante, como repiten muchos musulmanes, y como pasa en cualquier tradición religiosa de cualquier otra cofesión, es que los buenos propósitos continúen durante el resto del año. Al fin y al cabo, lo que cualquier Dios, sea el que sea, reclama a los hombres es que sean buenos en su vida y que no hagan daño a los demás. El Ramadán es un mes que sirve para recordarlo y, aunque mañana o pasado vaya a llegar a su fin, los musulmanes deberán seguir haciendo el bien con más ímpetu si cabe, una vez redoblado su amor a Alá.
De esta forma, pues, enseguida concluye el Ramadán, que no es sino un punto y seguido para ser mejores personas. Un Ramadán, por otra parte, que en Melilla se ha vivido con gran devoción, como es costumbre en la ciudad.
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