Editorial

A la espera de septiembre

Parece que ya ha pasado lo más gordo de la Operación Paso del Estrecho (OPE), al menos en Melilla. Este domingo la frontera de Beni Enzar estuvo muy fluida durante todo el día según los testimonios recogidos por este diario.

Una persona que llegó a Melilla el jueves y que ayer abandonó la ciudad para adentarse en Marruecos tardó media hora, aproximadamente, en pasar caminando por la frontera.

O, quizás, se han perfeccionado los mecanismos y se le está dando mayor diligencia a todo esto, ya que, según desvelaron por la tarde, había llegado un barco procedente de Almería a las 18 horas y, media hora después, ya habían entrado a Marruecos todos los que así lo habían deseado, sin importar que fueran caminando o en vehículo.

También es verdad que agosto es, tradicionalmente, el mes de vacaciones por antonomasia en España y ya se ha podido ver cómo muchas personas se han marchado de la ciudad, bien a Marruecos o bien a la península. En este último caso, son, sobre todo, estudiantes y funcionarios, algunos de los cuales regresarán en septiembre.

Además, quienes han permanecido en Melilla apuestan por pasar la mayor parte del tiempo posible en las playas, que este fin de semana han gozado de una buena ocupación.

Todo ello ha provocado que, por momentos, y especialmente a algunas horas concretas, las calles hayan estado desiertas o semi desiertas. Una estampa que se viene repitiendo durante todo el verano: las personas que se han marchado y las que optan por refrescarse en la playa frente al calor dejan vacías las calles.

Lo que cabría esperar es que estos sean los últimos coletazos de esta situación, pese a que el presidente de la CEME, Enrique Alcoba, advirtiera de que hace ya varios años los meses de julio y agosto son “muy flojos” para el comercio en Melilla.

Con las elecciones autonómicas y locales ganadas por el PP y con la formación del Gobierno central pendiente de llegar a los necesarios acuerdos entre grupos políticos, Melilla necesita dar la vuelta a algunos asuntos, porque esta ausencia de gente perjudica gravemente al comercio local, como también avisó Alcoba.

El deseo de todos es que en septiembre, con la vuelta de los funcionarios, de los estudiantes y de la gente que se encuentra de vacaciones, y con el añadido de la celebración de la Feria de Melilla, la ciudad comience a recobrar de alguna manera su esplendor.

Queda por ver quién estará entonces en el Ejecutivo central.

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