Pedro Sánchez desvelará este lunes si continúa o no como presidente del Gobierno. Por el momento, lleva más de cinco años. Comenzó con la primera moción de censura de la historia de la democracia española a finales de 2018 y continuó con dos victorias en elecciones generales de 2019 y 2023, que adelantó unos meses visto el resultado de las autonómicas.
Salió airoso de ese combate. Parecía Pedro Sánchez un presidente a prueba de bombas, resiliente como el que más. No hay más que recordar que, antes de alcanzar la presidente del Gobierno, se había enfrentado al aparato del partido cuando se marchó de gira por España con la caravana.
Paradójicamente, el problema no le ha surgido por sus acciones, sino por las de su mujer, Begoña Gómez, contra quien un juzgado de Madrid ha admitido a a trámite una denuncia contra ella por un supuesto delito de tráfico de influencias y corrupción en los negocios.
Conocida la noticia, el presidente se ha apartado del foco. Se tomó un período de reflexión de unos días antes de anunciar si dimitirá o no como jefe del Ejecutivo central. Hasta el momento, la derecha lo critica, pero tanto sus compañeros de Gobierno –Sumar- como sus socios de legislatura y los sindicatos le han mostrado su apoyo. También lo han hecho figuras de la escena pública española como Pedro Almodóvar.
Y en Melilla, igual que en el resto de España, este fin de semana ha habido concentraciones frente a la sede del PSOE en apoyo a Pedro Sánchez.
Son tiempos, sin duda, convulsos para la sociedad española, que a ver cómo enfrenta eso y cuyo futuro más inmediato depende de la decisión que comunique en breve el todavía presidente del Gobierno.
Resulta paradójico que pueda ser la mujer de Pedro Sánchez quien acabe con el mandato de su marido al frente del Ejecutivo español, pero las cosas están así. Este Gobierno entró con la idea de dar ejemplo en cuanto a su comportamiento y deberá hacerlo hasta las últimas consecuencias.
Si, al final, no dimite, no se descartan críticas desde la oposición, que intentará seguramente emplear esta polémica en su beneficio hasta el final de la legislatura. Si decide dejar su puesto, se convocarán elecciones a partir del 29 de mayo con el PSOE con la guardia baja, sin un candidato alternativo a Pedro Sánchez y con esta polémica sobre sus hombros. Se unirían este año a las europeas, de las que, por cierto, y para variar, pese a la importancia que tienen, aún apenas se ha oído hablar.