El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, estará este miércoles en Melilla. En principio parece una visita muy oportuna teniendo en cuenta el cúmulo de noticias que se vienen produciendo desde el viernes a raíz del cambio de posición española con respecto al futuro del Sáhara.
Melilla es de los pocos sitios en los que se ha aplaudido la nueva posición del Estado sobre la excolonia española. Mientas partidos locales como CpM y la mayoría de los melillenses se sienten satisfechos con esa decisión de España por lo que conlleva de restablecimiento de relaciones con Marruecos, la práctica totalidad de las organizaciones políticas que forman el arco parlamentario han expresado su rechazo.
De izquierda a derecha, pasando por el centro, todos quieren que Pedro Sánchez comparezca y dé explicaciones. Salvo excepciones como Unidas Podemos y Vox, los grupos parlamentarios han pedido que el presidente acuda a la Cámara Baja y detalle el porqué del cambio sobre el Sáhara, clarifique las contrapartidas que ha de cumplir Marruecos y deje claro cómo va a ser el futuro de las reglas de convivencia con el vecino del sur.
Volviendo al tema que nos ocupa, es interesante que Sánchez viaje a Melilla precisamente en estos momentos o, mejor dicho, como consecuencia de lo que está ocurriendo en estos momentos.
Los melillenses necesitan respuestas sobre la aceptación de la soberanía por parte de las autoridades marroquíes; es decir, confirmar que eso es así cuando se habla de respeto a la integridad territorial. Por ahora, Marruecos no ha dejado nada de eso por escrito ni ha confirmado que vaya a renunciar a sus ansias anexionistas sobre las dos ciudades españolas en el norte de África.
Otro de los grandes puntos de interés del acuerdo España-Marruecos es lo que afecta al plano económico. Y ahí también se ponen los ojos empresariales en la apertura de la aduana comercial, así como en el tránsito de personas, tan necesario no solo por el efecto económico que se le presupone sino incluso también por el plano afectivo y familiar de tantos cientos de melillenses que llevan dos años sin poder cruzar la frontera.
Lógicamente, la visita institucional del presidente del Gobierno aviva las expectativas en la ciudad sobre su futuro después de conocerse el acuerdo. Sería muy importante para todos que Sánchez se muestre contundente en sus declaraciones sobre la soberanía y sobre cómo lo asume Marruecos, y traiga debajo del brazo cuestiones concretas como las fechas para abrir de nuevo esa aduana comercial cerrada unilateralmente en 2018 o para reanudar el paso fronterizo entre los residentes a uno y otro lado de la frontera.
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