El Gobierno responde sin ningún rubor que desconoce cuántos extranjeros son atendidos en los centros de la Seguridad Social en Melilla y, por lo tanto, no tiene ni idea de cúanto cuesta ese servicio. Esa es la respuesta a la pregunta por escrito que presentó hace casi cinco meses el diputado Gutiérrez. El Ejecutivo central ni sabe ni le interesa saber, sencillamente porque ni paga ni cobra por esos pacientes sin nacionalizar. El coste lo soportan los contribuyentes que viven en Melilla, los que trabajan y cotizan para que ellos y sus familias tengan derecho a unos servicios. Y que, sin embargo, los tienen que compartir con otras personas que no aportan nada al sistema, que no existen para su Gobierno y, por lo visto, tampoco para el nuestro. Sólo existen en las salas de espera de las consultas públicas, en las listas de pacientes que cada día atienden los médicos, en los quirófanos, en los camas de los hospitales... Allí se las puede ver a diario y, si hubiera interés, también se las podría contar para reclamar a su Gobierno el coste del servicio que han recibido a este lado de la frontera o para que el altruismo de nuestros gobernantes no sea a costa de la calidad del servicio que sufren sus gobernados en este pequeño punto del norte de África. Son 12 diminutos kilómetros cuadrados poblados por ciudadanos con los mismos derechos que cualquier otro español. Ni más, ni menos.