No sabe si el acusado tenía intención de robarle, pero no iba a averiguarlo al verle una navaja en la mano. La víctima volvía a su casa, después de una noche disfrutando de la Feria de Melilla en 2012, cuando en la Avenida fue sorprendido por un hombre. Empezó a ‘chistarle’ para llamar su atención y viendo que el joven hacía caso omiso a sus requerimiento, comenzó a perseguirle. La víctima corrió por la Avenida y se refugió en la parada de taxis en la calle Cándido Lobera, pues vio que el presunto ladrón tenía en la mano una navaja.
El presunto ladrón huyó cuando vio a los taxistas en la calle y la víctima llamó a la Policía. Uno de los agentes que intervino en la detención, declaró ante la juez de lo Penal número 1 que, gracias a la descripción del joven, pudieron localizar rápidamente al agresor. Tras el cacheo, decomisaron una navaja, con la que presuntamente intentó intimidar a su víctima.
La juez preguntó al denunciante cuáles fueron las razones que le llevaron a pensar que el acusado quería robarle, el joven aseguró que, en el momento en el que vio que el ladrón sacaba una navaja, no se paró a saber cuáles eran sus intenciones. Empezó a correr y el acusado le persiguió, insistió, hasta la parada de taxis, donde pudo ‘refugiarse’ hasta que llegó la Policía.