Caldera visitó la ciudad la semana pasada para hablar del sistema de pensiones. l El ex ministro asegura que en Melilla es importante invertir en el norte del país vecino para crear empleo.
Jesús Caldera fue ministro de Trabajo en la primera legislatura del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, entre el 2004 y 2008. En unos momentos en los que España consiguió la menor tasa de paro de su historia, por debajo del 8%, Caldera pudo poner en marcha leyes como la de Dependencia o lograr que las pensiones mínimas subieran en ese periodo más de un 50%. Ahora la situación es muy distinta. El ex ministro asegura que la Reforma Laboral sólo ha servido para destruir empleo y afirma que el sistema de pensiones aún es sostenible.
El ex responsable de la cartera de Trabajo estuvo la pasada semana en nuestra ciudad. Caldera indicó en declaraciones a El Faro que para que en Melilla se cree empleo es necesario que haya más inversión estatal, que se pongan en marcha proyectos en el norte de Marruecos y que los planes de empleo tengan como fin la reinserción laboral.
-Hablaba usted hace unos ídas de la importancia de crear empleo ¿Cómo pueden generarse esos puestos de trabajo?
–Ya hay una estabilización del sistema financiero que era clave para que el crédito vuelva a fluir. Ahora es imprescindible seguir fomentando que el crédito llegue a las empresas, porque en nuestro país hay empresas solventes que necesitan créditos para ampliar sus actividades. Si se recupera el crédito y se aumenta la inversión productiva, será posible que el panorama empiece a cambiar. En este punto, hay que recordar que la Unión Europea aprobó en verano de 2012 un plan para invertir 120.000 millones de euros en sectores estratégicos en toda Europa, aplicar este tipo de medidas es clave. El tercer punto esencial para que el mercado laboral vuelva a funcionar es que aumente la demanda interna, que es esencial. En España están funcionando bien las exportaciones, pero sigue sin haber consumo interno porque no hay confianza. Si se toman estas medidas sí podríamos hablar de creación de empleo importante en siete u ocho años.
- ¿En qué sectores habría que invertir?
–Aquí tenemos el sector del automóvil, que sabemos que funciona bien, el de las máquinas de herramientas, las energías renovables, los empleos relacionados con los servicios sociales y la industria del conocimiento. Muchos jóvenes salen a trabajar precisamente en estos sectores, así que si apostamos por invertir en esos sectores podríamos lograr crear millones de empleos. Además, en el sector servicios también tienen que seguir creándose puestos de trabajo y mantener el compromiso con las exportaciones. A veces nuestra economía busca mercados exteriores en los malos momentos y cuando se recupera la economía interna dejan de lado el sector exterior. Eso es un error gravísimo, si funciona bien no hay que dejarlo de lado.
–En el caso de Melilla la tasa de desempleo es una de las más altas del país y además las posibilidades de crear nuevos sectores de empleo es limitada. ¿Qué podría hacerse para generar trabajo en la ciudad?
–Aquí hace falta más inversión estatal. Es importante que en el país haya una redistribución justa de los recursos. En una zona, como ésta, con circunstancias y problemáticas distintos a las de otros lugares de España, es necesario hacer una inversión especial y distinta. Generalmente eso es lo que necesitamos. Además, también es muy importante que se incentive el espíritu emprendedor hacía el exterior. Los espacios económicos tienden a estar cada vez más integrados y lo mejor que le podría ocurrir a Melilla y a Ceuta es un gran desarrollo económico en el norte de Marruecos. Si las políticas de la Unión Europea contribuyeran a ello, eso sería muy positivo. Hay que intentar cambiar el modelo del pasado y pensar en inversiones que produzcan más actividad económica y generen empleo, no solo en la ciudad sino de la ciudad hacia fuera. Nosotros tenemos capital tecnológico, capital humano y hay que aprovechar estas oportunidades. En todas las zonas fronterizas se produce este fenómeno. Yo se que no es sencillo porque hay una fuerte presión migratoria y se producen muchos otros problemas pero hay que pensar en el mundo del futuro y en actividades económicas que se puedan desarrollar al otro lado de la frontera y de las que podamos obtener beneficios legítimos, con nuestra propia inversión. Está claro que ya hay parte de la economía melillense que depende de Marruecos, la idea es multiplicarlo. Esto se conseguirá si empezamos a pensar en el desarrollo de sectores productivos en los que pudiéramos participar con nuestras propias inversiones. Que Melilla se abra hacia Marruecos es clave para su economía.
–De acuerdo. Pero las relaciones entre Marruecos y Melilla y Ceuta no son sencillas. ¿Cómo solucionaría eso?
–Hay que buscar un ambiente de entendimiento para poder desarrollar esta economía. Ni va a desaparecer Marruecos ni va a desaparecer España. Vamos a seguir aquí y vamos a seguir juntos, entonces hay que intentar que los resultados sean positivos para ambos y creo que en materia económica es posible. Luego hay otro asunto esencial en esta ciudad, independiente a la proyección en Marruecos. Se trata de la importancia de hacer una buena distribución de los recursos en las políticas activas de empleo. Es decir, no basta solo con hacer planes de empleo. Éste es el inicio del camino, pero lo más importante es que estos planes tengan una salida profesional. Puedes empezar con tasas de inserción pequeñas, que vayan aumentando. Los recursos que se puedan manejar desde el sector público deben ir orientados a programas de empleo que tengan continuidad y que sirvan para generar puestos de trabajo.Estos planes tienen que servir para formar a la gente y que luego estas personas se incorporen al mercado laboral. Esta debería ser la línea orientadora y me temo que de eso hay poco aquí.
–La tasa de paro en nuestro país, incluso en los mejores momentos, ha sido muy superior a la media europea. ¿Cuál es la razón y cómo podría solucionarse?
–En España llegamos a tener un 7.99% de tasa de paro, si descontamos el desempleo estructural, podemos concluir que estábamos en un 3%. Nuestra estructura económico social era muy diferente a la europea. Lo primero es que había poca movilidad y eso perjudicaba el potencial de crecimiento. Yo me encontré como ministro con demanda de empleo en determinados territorios que no se podía cubrir, porque no había movilidad suficiente, algo que espero que esta crisis haya ayudado a resolver. Además había otro problema,la baja tasa de actividad femenina, sobre todo en mayores de 50 años, pero esto también se está corrigiendo rápidamente. Éstos eran los factores que estaban detrás de la diferencia respecto a Europa. Es probable que en unos años, cuando se arregle la situación económica, incluso se llegue a bajar de ese 8%.
–Usted fue ministro de Trabajo en un buen momento. Ahora critica la Reforma laboral adoptada por el Gobierno de Rajoy. Sin embargo, está claro que era necesario adoptar alguna medida. ¿Cuál habría tomado usted?
–Evidentemente, el momento es distinto, pero jamás hubiera hecho una reforma como ésta. Lo que ha hecho el Gobierno es decir, como la cosa va muy mal, facilito el despido. Eso es una locura. Yo hubiera aportado por mecanismos de flexibilización, por supuesto, pero jerarquizando. Es decir, incentivar a las empresas para que antes de llegar al despido, se apostara por otras medidas, como poner en marcha un plan de regulación de empleo, reducir la jornada laboral o incluso, en el peor de los casos, realizar ajustes salariales. El despido siempre tiene que ser el último recurso. La Reforma Laboral sólo ha servido para destruir empleo.
–Hace unos días hablaba en Melilla de que para garantizar las pensiones una de las opciones era ‘tirar’ del Fondo de Reserva. Pero, ¿qué pasa cuando esas reservas se acaban?
–El Fondo de Reserva español es muy amplio, de hecho en Europa hay pocos países que tengan un fondo de este tipo. Yo lo que defiendo es que si este fondo se crea reservando parte del superávit para utilizarlo en tiempos difíciles para la economía, lo que hay que hacer ahora es utilizarlo, aunque con prudencia. Si yo planteara en este momento que tienen que subir las pensiones mínimas un 8% como ocurrió entre 2004 y 2007 esto sería una locura. Pero sí creo que es posible revalorizar de acuerdo a la inflación prevista, para estos años que será de en torno al 1% según los expertos. Esta revalorización supondría un gasto de 900 o 1.000 millones, que es algo asumible. Por supuesto, no sabemos cómo será la evolución de la economía futura, pero yo espero que se cree empleo. El punto de equilibrio sería contar con 1,5 millones más de afiliados a la Seguridad Social. No es difícil pensar que se pueda alcanzar esa cifra en seis o siete año. En el 2007 el numero de afiliados aumentó en un millón en un sólo año. Por tanto, yo soy optimista, dentro de la preocupación. Estoy seguro de que el sistema público de pensiones se se puede mantener, así como de que hay que aumentar estas retribuciones de acuerdo con el coste de la vida.
–También planteó la posibilidad de subir las cotizaciones para que la Seguridad Social aumentara sus ingresos. ¿Sería esta una buena medida en estos momentos?
–Yo hablo del futuro. No soy partidario de una subida fuerte de las cotizaciones, pero si la crisis continúa, el hecho de que los empresarios aportaran un poco más podría pensarse. Por supuesto algo que no frenara la inversión, tendría que ser a través de pactos sociales, no debería imponerse. Por ejemplo, el Gobierno actual ha subido las cotizaciones máximas un 5%, lo que supone unos ingresos de 500 millones de euros. A mí esa medida me parece una buena idea.
–A menos de dos años de las elecciones generales y después de las crisis internas y el ‘desengaño’ de gran parte de la sociedad. ¿Cómo ve ahora a su partido?
–El partido es un instrumento de los ciudadanos. El PSOE ha sido el partido reformista que ha luchado por los derechos de los trabajadores y en favor de la igualdad. Es un patrimonio de la ciudadanía, no es de los militantes. Es una herramienta para la gente y tenemos que hacer que sea útil, y en ese camino estamos, intentando que vuelva a ser útil. Yo siempre recomiendo que se mire fuera más que dentro y que estemos con la gente que lo está pasando mal, que seamos coherentes y cumplamos lo que propongamos. Eso es lo que exigen los ciudadanos. Si las ambiciones ahora tienen que ser más modestas, que lo sean, pero que cumplamos. Estoy seguro de que si presentamos una alternativa de cercanía, tendremos posibilidades para nuestra propia recuperación. Yo jamás me resignaré a perder derechos civiles, sociales ni económicos. La situación económica, cambiará y si gobierna la izquierda se recuperarán esos derechos.