EL delegado del Gobierno, Abdelmalik El Barkani, y el jefe superior de Policía en Melilla, el comisario Ángel Riesco, comparecieron ayer ante la prensa para comentar los sucesos ocurridos un día antes en La Cañada. Explicaron cómo se desarrollaron los hechos, un relato que coincidió con lo publicado por El Faro. Y alabaron la labor de los agentes que actuaron frente a los disturbios. Efectivamente, la actuación de estos policías fue la única nota positiva en lo ocurrido en la tarde del pasado viernes. Los lamentables altercados en La Cañada sólo sirvieron para demostrar la profesionalidad y temple de los miembros de la Policía Nacional en Melilla, de la Unidad de Intervención Policial y de la Unidad de Prevención y Reacción.
También informaron ayer Abdelmalik El Barkani y Ángel Riesco de que la Policía trabaja para descubrir la identidad de los instigadores de los altercados y de los cabecillas de los ‘manifestantes’. Con toda seguridad, los agentes conocen perfectamente los nombres de unos y otros. Sin embargo, difícilmente podrán ser detenidos, porque el verdadero quebradero de cabeza de los investigadores es hallar un modo de presentar ante el juez pruebas o evidencias suficientes como para sostener una acusación sólida. El peor error que se podría cometer ahora es llevar detenido a uno o varios sospechosos sin el convencimiento de que no van a salir a la calle poco después haciendo el signo de la victoria con sus dedos y convertidos en mártires o héroes ante unos jóvenes fácilmente influenciables y manipulables como los que protagonizaron los desturbios del viernes.
Eso a nivel policial, porque a nivel político ha faltado tiempo para que varios de nuestros representantes vuelvan a meter la pata condenando con matices los altercados. En este asunto, como en otros que nos afectan a todos los melillenses, se echa en falta una unidad que sería muy conveniente para nuestra ciudad. El rechazo a lo ocurrido en La Cañada no admite ningún ‘pero’. En esta ocasión hay que ser muy claro: O se está al lado de quienes defendemos la ley o junto a quienes lanzan los cócteles molotov.
La labor, los aciertos o los errores del actual equipo de Gobierno, de los que le antecedieron y de los que le sucederán no justifican este tipo de altercados al margen de la ley, violentos y sin respeto hacia los derechos del resto de ciudadanos. Nuestro sistema democrático contempla suficientes procedimientos para que la población exprese su descontento de manera pacífica, sin necesidad de quemar contenedores, de atacar a los miembros de las Fuerzas de Seguridad ni de atentar contra los bienes y la seguridad del resto de ciudadanos. Lo olvidan quienes participaron este viernes en los disturbios de La Cañada y quienes los condenan un día después con ‘peros’ para tratar de sacar algún rédito político. Ni unos ni otros demuestran el más mínimo respeto por el interés general de los ciudadanos.