Los melillenses que adquieran productos en la península deberán probar a partir de ahora que realmente han estado fuera de la ciudad autónoma mostrando la tarjeta de embarque, bien sea la del barco o la del avión. Así lo señalaron ayer a El Faro algunos afectados por esta medida, que en la jornada de ayer se llevaron una sorpresa cuando fueron a reclamar el reintegro de este impuesto penínsular en las dependencias de la Consejería de Economía de la Ciudad Autónoma.
La medida es nueva en Melilla, en concreto desde el pasado 2 de enero, pero no en Ceuta, donde se puso en práctica a mediados del 2013 para evitar la picaresca y que se evadan impuestos.
Así pues, a partir de ahora será necesario acudir a la Consejería con la tarjeta de embarque, además de con las pertinentes facturas, para demostrar que quien está reclamando la devolución del IVA es realmente la persona que ha viajado a territorio península a realizar la compra.
¿Cuál es el principal inconveniente de este medida? Sencillamente, que más de un consumidor no tenía ni idea de su puesta en funcionamiento y se ha visto sorprendido. No todo el mundo guarda la tarjeta de embarque al llegar a Melilla, más bien todo lo contrario, lo común es desembarazarse de ella. Por tanto, ayer únicamente pudieron reclamar la devolución del IVA los que por prudencia o mera casualidad no se habían desecho de este documento.
Contra la picaresca
Lo que se intenta con esta iniciativa es evitar toda picaresca para evadir impuestos o beneficiarse irregularmente de esta bonificación fiscal que disfrutan las dos ciudades autónomas. Tanto en Melilla como en Ceuta se han dado durante años casos similares: Un viajero volvía a casa después de haberse gastado miles euros en la península y presentaba facturas fraccionadas y la documentación de varios familiares para esquivar tanto el pago del IVA como el del IPSI. Al final, la situación derivó en la pérdida de miles de euros para la administración a causa de este fraude.
Por otro lado, hay que recordar que a comienzos del año pasado se decidió aumentar de 90 a 430 euros el límite de las compras que los melillenses podían traer desde la península sin pagar IVA o IPSI, algo que no gustó en absoluto a los comerciantes de la ciudad.
Desde comienzos de 2013, cualquier viajero podía comprar bienes en la península por una valor máximo que no superara los 430 euros. Declarando los objetos adquiridos en la Aduana, al pasajero se le devolvía el importe del IVA, el impuesto peninsular, y quedaba exento de sufragar el IPSI, la principal figura impositiva de la ciudad autónoma. En caso de que el consumidor hubiera superado en sus compras los 430 euros, se le desgravaba el IVA pero tenía que pagar el IPSI, que en cualquier caso es menor. En ambas situaciones, el comprador salía ganando. En la otra cara de la moneda se encontraban los comerciantes, que al adquirir mercancía proveniente de la península tenían que pagar el IVA al proveedor y además abonar el IPSI.
El agravio comparativo no era el único problema que sufrían los comerciantes. El establecer el límite económico exento de impuestos en los 430 euros animaba a los melillenses a realizar sus compras en la península, dando la espalda a los negocios locales.
Las protestas de la Asociación de Comerciantes de Melilla (Acome) hicieron que la Ciudad Autónoma diera marcha atrás a mediados de años y volviera a establecer el límite en cien euros.
Al margen de esta cuestión, ahora además será necesario presentar la tarjeta de embarque de barco o avión para poder recibir el descuento de la figura impositiva de la península.
La medida no fue demasiado popular en la ciudad caballa, pues sus habitantes se vieron sorprendido por la entrada en vigor de esta iniciativa. Algo similar ocurrió en Melilla el pasado 2 de enero y ayer mismo, pues muchos se vieron afectados al no haber conservado la tarjeta de embarque después de disfrutar de sus vacaciones navideñas.