El vicedecano del Colegio de Psicólogos, Daniel Ventura, explica que es bueno tener propósitos, pero que lo ideal es que sean fáciles de conseguir.
La noche del 31 de diciembre de cada año es el momento de hacer balance. La mañana del 1 de enero llega el turno de los propósitos de cara a los doce meses que hay por delante. Todos los años se repite la misma situación, pero la mayoría de las veces esta lista se queda en buenas intenciones que nunca se hacen realidad. El vicedecano del Colegio de Psicólogos de Melilla, Daniel Ventura, asegura que es bueno que arranquemos el año con ganas de cambiar aquello que menos nos gusta de nuestra vida. “No está mal proponerse dejar el tabaco, comenzar a hacer ejercicio o variar algunos hábitos alimenticios”, indica. Sin embargo, advierte de que también es importante que esos propósitos sean realistas, porque si no después pueden convertirse en frustraciones.
Ventura indica que muchos de nuestros comportamientos son aprendidos y automatizados, por lo que no resulta fácil cambiarlos. “Si las metas son pequeñas cosas fáciles de alcanzar, esto nos animará a seguir con otras más complejas en el futuro”, apunta. De lo contrario, finalmente se abandonarán por el estrés que nos causará. “El día 1,2 y sucesivos del nuevo año serán como los anteriores, a no ser que introduzcamos pequeños cambios, con los que además seamos constantes”.
A la hora de decidir cuáles son esos propósitos, Ventura aconseja hacer una lista y ordenarlos en base a la importancia que cada uno de ellos tiene para nosotros. Los más habituales son dejar de fumar, beber menos, ir al gimnasios, aprender idiomas, viajar más o ser más activo a la hora de buscar trabajo o pareja. En muchas ocasiones, hay personas que se hacen esta lista de propósitos, pero que realmente no tienen interés por lograrlos o no son cosas relevantes para sus vidas, por lo cual los abandonan. Por esta razón es tan importante que se elabore este listado, en el que cada uno recoja qué es lo que de verdad quieren cambiar.
Metas y optimismo
Sean cuáles sean estos propósitos, lo que está claro es que los necesitamos para poder activarnos. “Inevitablemente no podemos vivir sin metas”, indica el vicedecano del Colegio de Psicólogos de la ciudad. Ventura explica que estos propósitos son necesarios para activarnos y afrontar la vida con más optimismo, por la satisfacción que nos proporciona conseguir cambiar eso que queremos.
En este punto, el psicólogo indica que nuestra principal meta de cara al año que comienza debe ser aprender de los fracasos y buscar la autorrealización personal. “Para mejorar es necesario tener una actitud optimista. Con el pesimismo lo único que podemos conseguir es un desajuste emocional y sentir miedo, angustia y tristeza”, explica.
Muchos melillenses arrancaban ayer el año practicando deporte y disfrutando de los suyos. Los gimnasios y academias de inglés son conscientes de que estos primeros días del mes son uno de los momentos en los que más usuarios nuevos llegarán a estos centros. Sin embargo, habrá que esperar para ver si son constantes o si estos propósitos de año nuevo son como esos coleccionables del quiosco que se empiezan con muchas ganas y nunca se terminan.
Si muchas personas escribieran en una lista sus propósitos para este 2014 y la escondieran, y en el inicio de 2015 volvieran a elaborar otro listado, se sorprenderían al ver que han vuelto a repetir las mismas metas, porque no sólo no las han logrado, sino incluso han olvidado que pensaron en alcanzarlas.
En cualquier caso, la ilusión de empezar algo nuevo y la sensación de saber que por delante nos quedan 364 días para cambiar todo lo que no nos gusta, siempre es agradable.
La diversidad cultural y la forma de ver la vida
Los deseos y propuestas de los melillenses de cara al próximo año no son muy distintas a las de los ciudadanos de cualquier otro punto del mundo. No obstante, el vicedecano del Colegio de Psicólogos de Melilla, Daniel Ventura, reconoce que la diversidad religiosa y cultural de nuestra ciudad también influye en la forma de afrontar este cambio de año. El psicólogo precisa que existen formas muy distintas de ver el mundo y filosofías de vida diferentes entre los melillenses y apunta que esto influye directamente en cuáles son las metas que se marcan de cara al año nuevo. Ventura indica que en nuestra ciudad la gente quiere unidad, solidaridad y vivir en paz y con tranquilidad. De cara al próximo año, contar con un puesto de trabajo, un techo donde cobijarse y algo que comer, son sin duda las prioridades de todos, independientemente de cuál sea su religión o cultura. El optimismo con el que se afronte el nuevo ejercicio, señala Ventura, influirá de forma determinante en lo que será este 2014, en el que muchos tienen puestas grandes esperanzas, con la sensación de que definitivamente la mala situación que ha atravesado el país y la ciudad en los últimos cinco años de crisis económica, comenzará a cambiar en los próximos doce meses. En diciembre de 2014, será el momento de hacer balance.