Los catalanes de Esquerra Republicana (ERC) plantean que el tamazight sea lengua cooficial en Melilla. Un ciudadano ‘bien pensante’ creería que se trata de una propuesta que demuestra un interés hacia nuestra cultura digno de alabanza. Sin embargo, al analizar la iniciativa en su contexto, se adivina que se trata de una burda trampa. En primer lugar, hay que subrayar que es un planteamiento de unos políticos que no tienen ningún interés por lo que ocurre en el resto de España, y menos en Melilla, a no ser que puedan utilizarlo para potenciar sus intereses nacionalistas. Después, cuando se observa la argumentación de su demanda, se comprueba que en realidad no tienen ni idea de qué están hablando porque desconocen, entre otras cosas, que el tamazight no es una lengua normalizada, que no cuenta con una grafía establecida y que es eminentemente oral. Todo ello hace que su coofialidad, desde un punto lingüístico, sea altamente complicada. A ello hay que sumar la dificultad legal de encajar la propuesta en nuestro actual ordenamiento jurídico.
Si además añadimos que no existe una demanda social en Melilla como la que ERC ha planteado semanas atrás en el Congreso y hace unos días en el Senado, la conclusión es evidente: Se trata de una propuesta envenenada. Busca crear polémica donde no existe, trata de soliviantar los ánimos de una parte de los melillenses, intenta desestabilizar y ganar partidarios para su causa, que no es otra que atentar contra el español a base de discriminarlo respecto a las lenguas cooficiales para debilitarlo como lengua que sirve de principal punto de enlace entre todos los ciudadanos del país.
No está sola ERC en esta postura de generar polémica proponiendo soluciones a problemas imposibles de resolver porque no existen. Aquí, en nuestra ciudad, tenemos ejemplos cada semana. Uno de los últimos, exigir responsabilidades en Melilla por un suceso ocurrido al otro lado de la frontera y en el que cualquier iniciativa que se tome en este momento será equivocada por precipitada e inconsistente.
Y el ejemplo más reciente, salir en defensa de una víctima de un suceso supuestamente desamparada y olvidada, aunque la Guardia Civil haya conseguido resolver policialmente el caso en un tiempo récord.
Al igual que ocurre cuando se analiza la iniciativa de los políticos independentistas catalanes, es fácil ver que en realidad se pretende conseguir algo que no tiene nada que ver con lo que se está reclamando. Ni ERC tiene el más mínimo interés por el tamazight, ni hay una preocupación sincera por esclarecer el suceso ocurrido en Marruecos en quienes están promoviendo los actos de protesta, ni es cierto el desasosiego que muestran algunos por la supuesta indefensión e indiferencia social hacia el dolor de la familia de la joven víctima del brutal crimen.