Ayer comenzaron a entrar por el paso fronterizo de Farhana los primeros borregos que se sacrificarán la semana que viene en Melilla con motivo de la Pascua grande musulmana. La primera jornada, que tradicionalmente suele ser la más tranquila, estuvo ayer bastante más animada que en 2012. Es evidente que ha sido un acierto la decisión de las autoridades de adelantar un día el permiso para traer a Melilla los borregos comprados en zocos marroquíes.
Este año, según los compradores consultados por El Faro, en Marruecos se paga el borrego unos 50 euros más caro que el pasado. La crisis nuestra de cada día no entiende de precios. Los recortes llegan a los sueldos, pero no se notan en la cesta de la compra y menos aún en los preparativos para las fiestas.
Al final, los consumidores terminamos mordiendo el anzuelo y pagando lo que nos piden porque bastante nos apretamos el cinturón durante todo el año como para privarnos de una mesa como Dios manda en la Pascua grande. Aún así, no todas las familias musulmanas de Melilla podrán hacer el mismo esfuerzo.
A la crisis y el paro que afectan a España, hay que sumarle que los hogares musulmanes de la ciudad encadenan dos meses de esfuerzo: La cuesta de septiembre con la vuelta al ‘cole’ y octubre con la fiesta del borrego.
Una familia musulmana de entre cuatro y siete miembros pagará estas fiestas una media de 200 euros por borrego. El desembolso es importante, pero la tradición lo es aún más.
Alrededor de esta celebración hay todo un ritual que une a las familias, a los amigos y a los vecinos. Es fiesta, pero también es el momento de ser generosos con los que no tienen, con los que lo están pasando mal.
Las fiestas son como una bocanada de aire que se toma cuando la montaña se nos hace demasiado empinada. Es como un momento de tregua que nos damos para que ondee la bandera de la paz y el amor.
Empieza la cuenta atrás para la celebración de la fiesta del sacrificio. A partir de esta semana, comenzarán a verse borregos atados por las calles de la ciudad, anunciando que la fiesta de la comunidad musulmana local está cada vez más cerca. Ahora toca celebrar.