La mayoría de los musulmanes que viajan son mujeres. Todas llevan una cinta verde en la túnica blanca que las identifica como melillenses. El viaje está financiado por el Gobierno marroquí.
Pasadas las 18:00 horas centenares de musulmanes se congregaban ayer en la calle General Aizpuru. Entre ellos, unos ochenta, vestidos de blanco impoluto, iban entrando en una de las viviendas para realizar los últimos rezos antes de comenzar su camino a La Meca.
La peregrinación, que se organiza desde hace 27 años nuestra ciudad, se inició ayer para estas personas. Con la colaboración de la Asociación Musulmana Andalusí de Melilla, entre otros, y la financiación del Reino de Marruecos, estos musulmanes llegarán en unos días a su ‘tierra santa’ para rezar, purificarse y acercarse a su Dios
Fatima ha realizado tres veces este viaje y aunque ayer no estaba entre los peregrinos, no quiso perderse la salida de los que este mes vivirán lo que ella ya ha sentido en otras ocasiones. La mujer aseguró que para ella la peregrinación a La Meca es una forma de sentirse en paz.
En la puerta de la vivienda donde ayer se reunieron, les ofrecían a los peregrinos un vaso de leche y dátiles, un tentempié que se ha convertido en una de las tradiciones de este encuentro previo al viaje. Fuera, familiares y amigos de los peregrinos esperaban impacientes el momento de la partida para despedirse de sus seres queridos y desearles buen viaje. Muchos de ellos quisieron inmortalizar el momento, y entre las túnicas blancas, los teléfonos móviles de última generación sirvieron cómo cámaras de vídeo y fotos para grabar cada gesto. Abrazos, amistad y alegría fueron los protagonistas de la jornada.
Los 80 peregrinos melillenses, que llevarán en la túnica una cinta verde que identifique su procedencia, salieron ayer mismo hacia Nador. Desde allí partirán a Rabat y luego a La Meca donde permanecerán un mes. Los organizadores apuntaron que el número de personas que viaja se ha reducido este año (el pasado fueron 102) porque hay obras en La Meca.
Estos melillenses tendrá la oportunidad en pocos días de acercarse a su Dios, encontrar la paz interior y volver a nuestra ciudad sintiéndose mejor consigo mismos y con los que los rodean.