{jaimage crop="MR" /}La Dirección les dio de tregua hasta el 1 de septiembre para abandonar la residencia y les ha empezado a facturar su estancia.
La situación de dos familias en la Residencia de Estudiantes y Deportistas de Melilla vuelve a ser crítica. El pasado 13 de agosto denunciaron que la Ciudad Autónoma les había dejado de pagar su estancia en la residencia, al considerar, según palabras del presidente Juan José Imbroda, que ya no cumplían los requisitos de urgente necesidad. Ahora, dos semanas después, la Dirección de la Residencia de Estudiantes le ha comunicado a las familias de Montse Cumplido y Sakina Bouzzit que no podrán acceder al servicio de comedor si no pagan los tickets para los desayunos, comidas y cenas. Asimismo, deberán empezar a abonar su estancia en las instalaciones desde el pasado domingo. Ambas denunciaron ayer su situación a El Faro, pues se les niega el acceso al comedor.
“Tengo que alimentar a mis hijos con pan y atún de lata”, aseguran ambas. Las dos mujeres afirman que la responsable de la Residencia no les concede ninguna entrevista ni reunión para tratar su situación. “Dice que no tiene nada que hablar con nosotras”, asegura Montse Cumplido. Ella y sus dos hijos llevan dos años y medio en la Residencia.
Pan, leche y atún de lata
La familia de Sakina, que tiene cuatro hijos de entre 2 y 9 años, lleva viviendo en la Residencia de Estudiantes tres años y lamenta que la responsable de las instalaciones no tenga en cuenta que su hijo menor no puede alimentarse únicamente “con latas de atún”. “Fui un día al comedor para coger cereales para el desayuno y me dijo que no podía sacar comida de allí. Le dije que mi hijo de dos años tenía que comer algo y me contestó que eso no le importaba”, dice Sakina Bouzzit.
El Faro se puso en contacto con la responsable de la Residencia de Estudiantes para confirmar lo denunciado por estas dos familias, pero por el momento la Dirección no se ha pronunciado.
Tanto Montse Cumplido como Sakina Bouzzit reconocen que la Residencia de Estudiantes no es el lugar ideal para vivir con sus hijos, pero su situación, en este tiempo, no ha variado. No tienen trabajo ni ingresos que les permitan alquilar una casa en Melilla, porque los alquileres son muy altos y siguen demandando una vivienda a Emvismesa. No comprenden que habiendo casas vacías, se les niegue una de ellas, teniendo en cuenta que carecen de ingresos.
Según pudo saber El Faro, la Ciudad Autónoma dejó de costear la estancia de estas familias el pasado 9 de agosto, pero la Dirección de la Residencia les dio de plazo hasta el 1 de septiembre para que buscaran una alternativa para abandonar definitivamente las instalaciones.
Montse Cumplido, con sus dos hijos, y Sakina Bouzzit, con sus cuatro hijos, afirman que seguirán en la Residencia porque no pueden abandonarla. Comprenden que los trabajadores en el comedor cumplen con las directrices de la Dirección, pero “nuestros hijos no pueden alimentarse únicamente de latas de atún, leche y pan”.
Dicen que no quieren crear ni provocar conflictos dentro de la Residencia y por ello, hacen sus comidas dentro de sus habitaciones, pero afirman que carecen de recursos tanto para abandonar el centro como para pagarse las comidas dentro o fuera de la Residencia.
“Ya no cumplen los requisitos de urgencia social”
Hace quince días, el presidente de la Ciudad, Juan José Imbroda, explicó a los medios de comunicación que la situación de estas familias no cumplía los requisitos de urgente necesidad para continuar viviendo en la Residencia de Estudiantes y Deportistas.
Es por ello que debían y deben abandonar las instalaciones y buscar una solución, según dijo, a través de Emvismesa y la Consejería de Bienestar Social.
Sin embargo, Montse Cumplido y Sakina Bouzzit afirman que en Emvismesa no les ofrecen una vivienda y las ayudas de Bienestar Social pasan por alquilar primero un piso a pesar de que no tienen recursos para ello.