Afirman que su intención el pasado miércoles era reunirse con el delegado del Gobierno para exponerle su situación.
Los cinco sirios que el pasado miércoles fueron detenidos por la Guardia Civil en su camino a la Delegación del Gobierno con una garrafa de gasolina que previamente habían comprado en el Rastro dijeron ayer que volverán a intentar quemarse a lo bonzo si el delegado Abdelmalik El Barkani no se reúne con ellos. Éste era el motivo, dijeron, por el que el miércoles se dirigieron en grupo a la Delegación del Gobierno. Ahora, en libertad con cargos, aunque sin definir el delito por el que podrían ser acusados, ofrecieron una rueda de prensa en un establecimiento en la calle Carlos Ramírez de Arellano para explicar a los medios de comunicación los motivos de su descontento. Eso sí, aseguran que la Guardia Civil les trató “bien y con educación” cuando fueron detenidos. “No tenemos queja de las autoridades españolas”, apostillaron.
Dicen estar “desesperados” porque llevan entre dos y seis meses en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) y no se efectúa su traslado a la península. Reconocen que entraron en Melilla utilizando un pasaporte marroquí falso, después de un peculiar periplo desde Siria hasta la ciudad autónoma pasando de la mafia argelina a la mafia marroquí. Dicen que este viaje les ha costado entre 4.000 y 5.000 euros, han sido robados por argelinos y marroquíes, secuestrados y liberados, hasta llegar a Melilla. Pero la ciudad no es su objetivo.
“No queremos quedarnos en Melilla ni en España”, afirman. Aseguran que las leyes en otros países europeos como Reino Unido, Dinamarca, Noruega y Alemania les permitirían repatriar a sus familias como refugiados políticos y no están dispuestos a pedir asilo político en Melilla pues los trámites duran cerca de dos años, tiempo que no quieren esperar.
No entienden que los subsaharianos que entran en la ciudad sean trasladados a la península en tan sólo quince días y ellos tengan que peregrinar del CETI a la Jefatura Superior y a la Delegación del Gobierno para conseguir un salvoconducto que les lleve a territorio europeo. Éste es su objetivo y lo que querían exponerle al delegado del Gobierno el pasado miércoles, pero la Guardia Civil frustró sus intenciones. “Vieron que íbamos en grupo y que habíamos comprado una garrafa de gasolina”, explicaron.
Situación límite en Siria
Huyeron de su país natal, pues la guerra que está sufriendo Siria destruyó sus vidas. Se comunican frecuentemente con sus familiares por teléfono, pero dicen que llevan dos días sin poder hablar con ellos. “Están cayendo bombas al lado de nuestras familias”, afirma uno de ellos, y otros no saben si ya, de hecho, sus mujeres e hijos han fallecido. Consideran que el tiempo corre en contra, pues cuanto más tarden en llegar a la UE, menos margen tienen para poder traer a los suyos.
Hassan Kassab afirma que tiene la intención de quemarse a lo bonzo, igual que su compatriota Hasem Sharif, pues dicen que no tienen nada que perder porque quizá ya sus familiares estén muertos por la guerra. Anas Kassab, Rasheed Al-Nahass y Hassan Atar son los ciudadanos sirios que siguen esperando una solución a su situación. Todos ellos tienen esposa e hijos y quieren reunirse con ellos para continuar con su vida que se vio frustrada por la guerra siria. En su país natal, uno de ellos era profesor de Universidad, dos son ingenieros, uno diseñador gráfico, otro informático y el último era comerciante.
España, la menos afectada por los desplazados sirios
El director adjunto de la Agencia de Control de Fronteras Exteriores (Frontex) de la UE , Gil Arias, afirmó ayer que “el conflicto sirio se está notando mucho más en las fronteras de Grecia y Bulgaria con Turquía” que en España. La guerra en Malí también se nota. De hecho, el 23% de los inmigrantes que trataron de entrar en España por mar dijeron proceder de ese país, pero “muchos” inmigrantes dicen ser de Mali sin serlo para acogerse a beneficios de asilo y refugio.
“Los otros conflictos, los que aún están activos como en Siria o Egipto, no afectan a las costas españolas de forma notable”, insistió el director adjunto de Frontex, pues las rutas de entrada a la UE no han cambiado en los últimos años. Grecia y Bulgaria en sus respectivas fronteras con Turquía son las puertas de entrada a la UE para sirios y egipcios, aunque reconoció que este año se ha producido un repunte en las rutas por Italia y España.
A pesar de que nuestro país solamente suponga la vía de entrada del 7% de la inmigración en relación a otros países europeos, Arias opina que “no deja de ser un problema digno de consideración” y que la UE en su conjunto debe actuar “sobre todo en las ayudas al desarrollo de los países pobres, de donde vienen los inmigrantes y que llegan a Europa “en unas condiciones penosas”, apostilló.