NO siempre mantienen posturas similares, pero en este caso sí coinciden el delegado del Gobierno, Abdelmalik El Barkani,... ...y los responsables de la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) en Melilla. Habitualmente, cada vez que se produce un asalto de inmigrantes a la valla fronteriza el primero y los segundos insisten en que la actitud de los inmigrantes ha cambiado. Ahora su actitud es más agresiva tanto cuando intentan entrar ilegalmente en nuestro país como una vez que han puesto el pie en territorio nacional.
Los representantes de los agentes sólo tienen la posibilidad de comunicar esta situación a sus superiores y, si no obtienen respuesta, denunciarla públicamente en los medios de comunicación, con el riesgo que ello supone de verse sometidos a ‘persecuciones’ por parte de los mandos que a veces rozan los límites de la legislación laboral.
En cambio, los representantes políticos, en este caso el delegado del Gobierno, no tienen ninguna necesidad de recurrir a la prensa para exigir medidas. Son ellos mismos los responsables de ponerlas encima de la mesa o de ordenar a los mandos de la Comandancia de la Guardia Civil que realicen un análisis pormenorizado de la situación y propongan alternativas para evitar la situación de indefensión en la que muchas veces se encuentran los agentes.
En demasiadas ocasiones, cuando se produce un asalto a la valla, hay que contar entre los heridos a guardias civiles. Son más que los que aparecen en los números oficiales porque algunos agentes no llegan a comunicar sus lesiones al considerarlas de carácter leve o porque prefieren no solicitar la baja.
En la última semana ha habido que lamentar la muerte de dos inmigrantes, uno a cada lado de la valla. Es necesario analizar, en el marco de la “inestimable” colaboración entre España y Marruecos, cómo se han producido estos fallecimientos para evitar en lo posible sucesos similares. Pero tampoco hay que olvidar la muerte que se registró hace un año en Marruecos al resultar alcanzado un agente por una piedra que lanzó un inmigrante.
La valla fronteriza debe cumplir su función y alcanzar su nivel más alto de eficacia, aunque sin poner en riesgo la vida de los inmigrantes ni de los agentes que trabajan a uno y otro lado para salvaguardar su inviolabilidad dentro de los límites que establecen las leyes de sus respectivos países.
Las advertencias de los representantes de los guardias civiles no deberían de caer en saco roto porque si algún día ocurre alguna desgracia irremediable, no sólo responderá el autor de suceso ante un juez. También tendrán que dar explicaciones los responsables políticos y los mandos por su incapacidad o por su falta de atención ante las reiteradas denuncias advirtiendo del riesgo que corren casi a diario los guardias civiles.