Pocas colas en los comercios locales, aunque la Avenida se vio algo más animada que en otras jornadas.
El mal tiempo, una crisis económica a la que no se le ve el final y el hecho de que la mayoría piensa ya en las vacaciones son algunas de las causas de que el inicio de las rebajas de verano haya sido flojo, a juzgar por el movimiento que se veía ayer en los comercios del centro de la ciudad. Si bien muchas tiendas locales habían puesto ya los carteles de ofertas hace algunos días, la mayoría de las franquicias aguantó hasta ayer para hacer coincidir la fecha del inicio de los descuentos con el periodo tradicional, antes de que el año pasado se liberalizara la puesta de las rebajas.
Los más madrugadores esperaban en la avenida Juan Carlos I desde las nueve de la mañana a que los comercios abrieran sus puertas y es que algunas de las tiendas del centro optaron este día por adelantar el horario de apertura para atraer a más clientes. Sin embargo, en el interior de los establecimientos pocas colas para pagar, ni a primera hora de la mañana ni más tarde.
La Avenida presentó un aspecto algo más animado, pero en el interior de las tiendas la mayoría de los melillenses se mostraban decepcionados con los productos con descuento. La sensación de que algunos de los artículos que estaban colocados hace algunos días ya no estaban se repetía entre los compradores. Más de una apuntaba que había esperado hasta ayer para comprar alguna prenda y que cuando llegó se sorprendió porque habían desaparecido.
Junto con esta decepción, otro clásico, el de los avances de temporada. Frente al desorden de los productos en rebajas, al fondo de muchos de los comercios aparecía una sección, donde todo estaba estratégicamente colocado, con un cartel de ‘Avance de temporada’, que traducido al lenguaje de las ‘compradoras compulsivas’, significa que por ese lado no se va a encontrar ni el más mínimo descuento.
Los básicos se convirtieron una vez más en los triunfadores de esta primera jornada. Zapatos, bolsos, vestidos y camisetas negras que combinan con todo y que nunca pasan de moda estuvo entre las principales compras. También las hubo que optaron por elegir aquellos zapatos de tacón imposible que seguramente nunca usarán, pero que ahora cuestan menos y pesan también menos en la conciencia.
Entre los comerciantes la sensación era desigual. En Zara, una de las tiendas que comenzó los descuentos ayer y en las que más movimiento había, las dependientas comentaban que desde la apertura a las 9:30 horas no habían parado de atender a clientes. De hecho, pocos minutos antes de la apertura algunas melillenses esperaban en la puerta para ser las primeras y poder elegir.
Por su parte, una de las dependientas de La Ciudad de Valencia, donde los descuentos se pusieron en marcha la semana pasada, señaló que los meses de julio y agosto siempre habían sido flojos en la ciudad incluso cuando la situación económica era buena, pero que ahora lo eran aún más. A pesar de haber adelantado las ofertas de rebajas para tratar de animar a los clientes, la empleada apuntó que el consumo continúa bastante parado.
En Spantajáparos, una tienda de moda infantil, eran más optimistas. Ellos también colocaron el cartel de rebajas la semana pasada y lo tendrán puesto hasta agosto, pero reconocieron que los primeros días habían sido buenos y que esperaban seguir manteniendo las ventas en estas primeras semanas de rebajas. A pesar de la crisis, señalaron que por ahora no habían notado menos ventas que el año pasado.
En cuanto a los consumidores, había opiniones para todos los gustos. Algunos aseguraron que habían guardado una cantidad determinada de dinero, que en pocos casos superaba los 100 euros, para destinarlo a las compras de rebajas, aunque finalmente todo dependería de lo que encontraran en los comercios. Asimismo, otros consumidores apuntaron que el gasto final dependería totalmente de los productos que se ofertaran. Los había que tenían claro que no gastarían nada en estas fechas y otros que estaban seguros de que a pesar de ir buscando gangas acabarían pagando por artículos de temporada, porque el resto de la mercancía la tenían ya “muy vista”.
Las rebajas de verano no son la época de mayores ventas del año, pero sí sirven a los comerciantes para paliar un poco el efecto de las vacaciones, ya que en pocas semanas la ciudad comenzará a estar cada vez más vacía y les resultará más complicado ‘deshacerse’ del género.
Los descuentos, más agresivos
Los descuentos, al igual que sucedió en las rebajas de invierno, cada vez son más agresivos. Poco queda ya de las bajadas del 20% de hace unos años, ahora en casi todos los carteles cuelga al menos un descuento del 50%, una forma de intentar atraer a los consumidores, que cada vez tienen menos dinero en el bolsillo.
Esta semana será la más importante para los comerciantes locales. A partir del 15 de julio los melillenses comenzarán a marcharse de forma masiva a sus destinos de vacaciones y ya será complicado vender, así que los propietarios de las tiendas cruzan los dedos para que al menos estos días los consumidores se animen un poco a gastar y dejen algo de dinero en unas cajas registradoras que cada vez se abren con menos frecuencia.
La semana pasada los datos de ventas del comercio minorista arrojaban una nueva bajada, lo que supone más de dos años sin un respiro para estos pequeños empresarios, que en nuestra ciudad sustentan gran parte de la economía local. A pesar de que en Melilla este descenso de las ventas es menos acusado que el resto del país los comerciantes muestran su preocupación y miran con esperanza a los próximos meses para no verse obligados ni a cerrar las persianas de sus negocios ni a tener que despedir a ninguno de sus trabajadores.
Ahora el sector tendrá que esperar que ver si las rebajas remedian un poco esta situación y si el sol sale por fin en Melilla para animar también a los consumidores a comprar bikinis, bañadores o gafas de sol, porque parece que este año hasta el tiempo se ha vestido de crisis.