No obstante, destacaron que los roces entre los residentes son inevitables. “En ocasiones hay pequeños ‘piques’, pero cuando los vigilantes de seguridad acuden a ver qué pasa, los inmigrantes se niegan a dar explicaciones sobre lo ocurrido. Son sus cosas”, resaltaron. Asimismo, aseguraron que los problemas tras los muros del CETI son “poca cosa”, ya que muchos inmigrantes conflictivos fueron trasladados a la península hace tiempo.
Desplazando a los marroquíes
Por otro lado, afirmaron que los residentes del CETI han desplazado a los marroquíes en actividades como la limpieza de coches y las ayudas a llevar la compra en las puertas de los supermercados. “Es la ley del más fuerte. Han echado a los marroquíes de lugares como la Plaza de España y las calles aledañas”, detallaron.
Así pues, hay calma en el CETI pese a los roces en la calle. “Saben que dentro del centro hay que convivir. No saben cuánto tiempo van a estar en la ciudad y no les conviene trasladar la tensión al sitio donde duermen y comen. A veces, las discusiones son inevitables, pero es raro que la cosa pase a mayores”, insistieron los trabajadores del centro.
Los profesionales del CETI detallaron a este periódico que actualmente hay unos 670 inmigrantes residiendo en las instalaciones, así como que se producen traslados a la península todas las semanas. En esta línea, remarcaron que no se está permitiendo en ningún caso que la cifra de inmigrantes supere las 700 personas. Hay que recordar que el centro tiene capacidad para unas 480.