Melilla cerró 2011 con la tasa de natalidad más alta de toda España, al registrar una media de 18,66 nacimientos por cada 1.000 habitantes, según el Instituto Nacional del Estadística.
Sin embargo, en la medida en que la crisis se ha ido agudizando, la ciudad ha empezado a notar una ligera caída del número de alumbramientos. De hecho, el año pasado nacieron en el Hospital Comarcal 50 bebés menos que en el ejercicio anterior.
En opinión del sociólogo y politólogo de la Universidad de Murcia Javier Sierra detrás de esta ralentización del número de nacimientos están los recortes.
Evaluando los datos “desde la distancia”, el también decano del Colegio Oficial de Ciencias Políticas de la Región de Murcia apuntó ayer a este periódico que la población de Melilla es proclive a tener una alta tasa de natalidad por dos motivos fundamentales. El primero, la amplia presencia de la Administración pública en la ciudad y la mayor sensación de seguridad que da un tener un trabajo fijo. El segundo, los valores culturales de la comunidad musulmana, proclive a la ampliación familiar.
En este contexto, Javier Sierra mantiene dos hipótesis sobre la ligera caída del número de nacimientos registrada el año pasado en el hospital Comarcal.
“Todo lo que es la eliminación de la tasa de reposición de personas que trabajan para las administraciones públicas hace que éstas no se renueven con gente nueva y más joven y esto se nota en los datos de natalidad”, señaló.
Asimismo Sierra recalcó que “la acumulación de recortes y la posible perspectiva de tener niveles salariales más moderados han interrumpido la tendencia a tener hijos en Melilla”.
El sociólogo murciano destacó además que en estos momentos, el descenso de la natalidad en España tiene que ver mucho con “la desprotección de la población joven” y esta situación hace que “cualquier planificación se reduzca”.
También influye, según Sierra, la crisis que merma la seguridad económica y “lleva a las parejas a retrasar tener hijos o a no planteárselo por la falta de estabilidad. Aparte, y como consecuencia añadida, la incipiente emigración española, que está conformada principalmente por personas jóvenes cuya edad es la proclive para formar familia”, concluye.