El joven guineano cruzó la frontera de Farhana oculto en un doble fondo el pasado noviembre.
Un vendedor transfronterizo de tabaco se enfrenta a la pena máxima por un presunto delito contra los derechos de los ciudadanos, más conocido como tráfico de inmigrantes. La Fiscalía pide ocho años de prisión para este joven marroquí de 31 años que conducía el vehículo en el que iba un inmigrante, que dijo proceder de Guinea, de 23 años de edad. Ayer declaró ante el juez que ni el vehículo era suyo ni sabía que el joven guineano estaba escondido en un habitáculo metálico en el lugar de la rueda de repuesto.
El acusado afirmó que el propietario del turismo le pidió que cruzara el pasado mes de noviembre la frontera de Farhana, pues, según le dijo, él no podía al no portar el pasaporte. La defensa argumentó que el dueño del coche abusó de la confianza de su defendido, conociendo que era transportista, y no le informó de que en los bajos del vehículo había un inmigrante escondido.
Los guardias civiles que participaron en la intervención relataron al tribunal de la Sección 7º de la Audiencia Provincial de Málaga en Melilla que el acusado se encontraba tranquilo en todo momento. No presentaba signos de nerviosismo cuando uno de los guardias civiles inspeccionaba el coche concienzudamente hasta ver por un hueco el zapato de una persona.
Los tres testigos coincidieron en destacar las reducidas dimensiones del habitáculo, sujetado únicamente por una cadena. Afirmaron que el inmigrante no pudo entrar ni salir de él por sí solo. Coincidieron que necesariamente había requerido la ayuda de otra persona. Explicaron que el joven guineano salió con evidentes signos de cansancio, “sudoroso” porque le faltaba el aire para respirar. Por ello, requirió asistencia sanitaria en el Hospital Comarcal de Melilla. A preguntas de la defensa, dos de los tres guardias civiles no pudieron precisar si, posteriormente a la actuación, se abrieron diligencias contra el propietario del vehículo.
Por último, el propio inmigrante compareció ante el juez. Ayudado por un intérprete de francés, el joven guineano, de gran estatura, afirmó que el habitáculo en el que iba escondido era de reducidas dimensiones, que le impedían respirar con normalidad. Declaró que estuvo metido en el doble fondo durante una hora, que necesitó ayuda para entrar, aunque no aclaró quién, y que se sentía fatigado y mareado una vez que la Guardia Civil le rescató.
La sospechosa elevación de la parte trasera del coche
El pasado 24 de noviembre de 2012 en la frontera de Farhana, los agentes de la Guardia Civil sospecharon de la amortiguación tan elevada que presentaba la parte trasera del coche, con matrícula marroquí. El depósito del combustible había sido modificado para ubicar un cajón metálico sujeto al chasis con una cadena. En el atestado, los guardias civiles destacaron que el inmigrante presentaba signos evidentes de entumecimiento, mareo, alteraciones de la respiración y agitación nerviosa, por lo que fue trasladado al Hospital Comarcal, donde se recuperó.