El vicario episcopal ofició ayer la misa de conmemoración de Levantamiento del Sitio.
La conmemoración del Levantamiento del Sitio comenzó ayer, como cada año, con una misa oficiada por el vicario episcopal de la ciudad, Roberto Rojo, que en esta ocasión centró su sermón en la importancia de lograr que Melilla sea un ejemplo de interculturalidad y convivencia fuera de nuestras fronteras.
Rojo señaló que cuando el mariscal Sherlock consiguió que las tropas marroquíes levantaran el estado de sitio de nuestra ciudad en 1775, Dios también estuvo presente ayudando a los melillenses en la búsqueda de la paz.
Pero además, el vicario episcopal indicó que hoy los habitantes de Melilla continúan teniendo una importante y difícil tarea que es la de mantener esa paz y que nuestra ciudad sea un ejemplo de convivencia para otros lugares.
Así, Rojo indicó que es consciente de que Dios les encomienda una misión difícil a las autoridades locales, pero que éstas tienen la responsabilidad de llevarla a cabo y de conseguir que las diferentes culturas y religiones que conviven en la ciudad, lo sigan haciendo en paz y sin enfrentamientos.
“Melilla tiene que ser un laboratorio, un lugar donde la paz a pesar de la diferencia sea un ejemplo para los demás, un modelo para el siglo XXI”, insistió el vicario.
Rojo señaló que esta interculturalidad no puede ser sólo algo que sirva como símbolo de Melilla para los que vienen de fuera, sino que tiene que ser una realidad en el día a día de la ciudad. Para ello, insistió el vicario, es imprescindible que tanto las autoridades como los ciudadanos sigan trabajando en la misma línea que han hecho hasta ahora para que esta seña de identidad de Melilla sea una realidad que se palpe en la calle.
“Tenemos que conseguir hacer entre todos una ciudad ejemplar”, insistió el vicario, que aseguró que el respeto a las diferencias será la base para lograr este objetivo en el que Rojo señaló que Dios estará cerca para apoyar a los melillenses.
La anécdota
La misa del Levantamiento del Sitio también tuvo espacio para la anécdota, a pesar de la seriedad del acto. Justo al terminar el sermón, el vicario episcopal pidió disculpas a las autoridades civiles y militares presentes en la iglesia, entre las que se encontraba el presidente de la Ciudad, Juan José Imbroda y el delegado del Gobierno, Abdelmalik El Barkani, ya que no se dirigió a ellos como marca el protocolo antes de comenzar a hablar. La cercanía en el trato diario, reconoció el propio vicario, provocó este lapsus, que Rojo subsanó con un humor al que los presentes respondieron también con una sonrisa.