Médicos sin Fronteras afirma en su informe de 2012 que el 43% de estas personas asegura haber sufrido agresiones.
El último balance migratorio elaborado por la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía apuntaba que en 2012 la entrada de inmigrantes irregulares en Melilla se duplicó respecto al año anterior. Un total de 2.105 personas consiguió llegar a España a través de nuestra ciudad y a eso habría que sumar a los que han entrado en los últimos dos meses y medio. Una vez que están en nuestro país estas personas se enfrentan a una realidad un tanto incierta, pero antes de llegar, viven situaciones complicadas en las que la violencia, el frío e incluso el hambre marcan el camino.
El informe publicado la semana pasada por Médicos sin Fronteras (MSF)indica que la mayoría de los inmigrantes que llega a Marruecos por la zona oriental, que limita con Argelia y con nuestra ciudad, vive en condiciones precarias, a la intemperie, en bosques o edificios abandonados y con un acceso limitado al agua y a servicios de saneamiento.
Pero es que además un gran número de estas personas ha sido víctima de violencia sexual, bien en su país de origen, en el camino hacia Marruecos o cuando ya se encontraban en el reino alauí.
Organización en Nador
El informe indica que gran parte de los inmigrantes subsaharianos que intentan entrar a Europa, llegan a Marruecos a través de Oujda y desde allí se trasladan a Nador. Ahí, a la espera de poder entrar de forma irregular en nuestra ciudad, como puente hacia Europa, los subsaharianos se dividen en grupos en función de sus posibilidades, porque incluso entre los más desfavorecidos, hay ‘clases’. Así, de acuerdo con el informe de MSF, la población que vive en el bosque del monte Gurugú es casi exclusivamente masculina y entre ellos hay un importante número de menores no acompañados. Estos son los inmigrantes que no tienen dinero para pagar a las redes de tráfico de personas para que les ayuden a entrar en nuestro país y lo intentan saltando la valla o nadando hasta Melilla.
En otras zonas de Nador se congregan otras comunidades que se organizan según su relación con las redes de tráfico y trata de seres humanos, son grupos de hombres, mujeres, niños y niñas que esperan una embarcación u otro medio de transporte que les lleve hasta Europa.
Sin embargo, el refuerzo de los controles fronterizos hace que cada vez sea más el número de subsaharianos “atrapados” en Marruecos, que no pueden ni entrar en Europa ni regresar a su país, según apuntan los datos recogidos por Médicos sin Fronteras.
Desde que salen de sus países de origen hasta que llegan a Marruecos, e incluso una vez en el país vecino, estas personas se enfrentan a una gran variedad de peligros y agresiones. Según el informe de MSF más del 40% de personas que entrevistaron durante su estudio afirma que había sido víctima de algún tipo de violencia. Esta situación hace que los inmigrantes, que tienen que enfrentarse a un proceso constante de adaptación, sufran a menudo estrés, ansiedad o desorientación.
Criminales para Marruecos
Hay que tener en cuenta además, que según se apunta en el documento de MSF, los extranjeros que están en Marruecos sin documentación oficial son considerados criminales según su legislación, esto provoca que los subsaharianos que llegan al país vecino no puedan trabajar, alquilar un alojamiento o acceder a servicios básicos como la educación. Así, la mayoría vive, como sucede con los del Gurugú, en bosques o en viviendas abandonadas, con condiciones de insalubridad.
Tanto marroquíes como algunos melillenses tratan de ayudar a estas personas dándoles ropa de abrigo o comida. Sin embargo, la situación sigue siendo alarmante.
La violencia sexual, las expulsiones por parte de la Policía Marroquí a la frontera con Argelia, la desesperanza y la frustración de sentirse en deuda con sus familias son constantes en el periplo de estas personas hacia una vida mejor, que en mucha ocasiones no encuentran. La mayoría de los inmigrantes que intenta llegar a Europa huye de situaciones de pobreza, conflicto o violencia en sus países. Sin embargo, el camino que tienen que andar para llegar a un destino incierto no siempre es mejor que lo que dejan atrás.