En la temporada 2005/06, el equipo consiguió la salavación gracias a nueve victorias en los últimos doce partidos. El Melilla Baloncesto vive uno de sus momentos más críticos en la Adecco Oro. Último clasificado y a siete partidos para la conclusión de la fase regular, los melillenses deben realizar un final de temporada casi perfecto, tal y como hicieron en la temporada 2005/06, para conseguir la permanencia.
La corriente que rodea al melilismo es pesimista tras la derrota del pasado viernes ante Lobe Huesca y que deja al decano colista con cuatro victorias y quince derrotas, a tres victorias del siguiente clasificado y con tan sólo siete jornadas para que finalice el campeonato. Si preguntas por la calle, la mayoría de la gente da al equipo por descendido. Sin duda influye la peor racha de la historia del club, que aún no sabe lo que es ganar lejos del Javier Imbroda esta temporada. Pero no hay que perder la fe. No hay triunfo sin sufrimiento. Y tampoco sin una pizca de suerte. La historia nos enseña que este club ya ha dado la vuelta a situaciones complicadas y como partiendo desde la última posición consiguió remontar el vuelo y continuar en la Adecco Oro una temporada más.
En la temporada 2005/06, estando en el banquillo del Melilla Baloncesto José María Izquierdo, quien vivía su cuarta temporada en el club, la tercera de manera consecutiva, el inicio de temporada no fue bueno y el equipo firmaba el peor arranque de su historia con nueve derrotas consecutivas. Ya la temporada anterior el club también sufrió en las ultimas posiciones y sólo la llegada de Rod Sellers evitó que el club sufriera en las últimas jornadas.
Tras 19 jornadas disputadas y tras el fichaje estrella de Andre Turner, Melilla Baloncesto continuó en la última posición con cinco victorias en su casillero, empatado con el UB La Palma y afrontó sus tres próximos encuentros ante los dos primeros clasificados por aquel entonces, CB Murcia y Baloncesto León, y ante un rival directo como era el Plus Pujol Lleida.
Las cosas no podían ponerse peor pera el equipo que perdería los tres encuentros y se vería a falta de doce jornadas, cerrando la clasificación y a dos partidos de diferencia del UB La Palma, equipo que le precedía en la tabla.
Ante ese panorama muchos lo dieron por muerto, pero el seno del vestuario melillense no pensaba lo mismo. La plantilla se conjuró, se unió más que nunca, se convenció de que no eran menos que cualquiera y de que quería dejar al Melilla Baloncesto una temporada más en la Adecco Oro. Así y bajo ese deseo, los de Izquierdo realizaron un final de temporada espectacular en el que lograron imponerse en nueve de esos doce encuentros finales y logrando una permanencia épica para el club.
Si bien ahora son tiempos diferentes, el baloncesto, la Adecco Oro, demuestra que el Club Melilla Baloncesto ha sabido salir de atolladeros igual de complicados, por eso todavía hay que creer.