Juan Antonio Márquez León es el ganador de la Olimpiada Matemática de Bachillerato de este año y el campeón de su categoría en ajedrez. Su ‘coco’ analiza los problemas con facilidad y piensa muy rápido cómo mover un alfil.
Mucha gente mataría por una mente tan lúcida como la de Juan Antonio Márquez. A sus 17 años ha ganado en un par de ocasiones las olimpiadas matemáticas de Melilla y es actual campeón de Ajedrez de la ciudad en la categoría de sub-18. Este alumno del IES Miguel Fernández cuenta con uno de esos cerebros que analizan los problemas mientras que los va leyendo y que es capaz, en ocasiones, de resolverlos tras llegar al punto y final de la pregunta. Márquez León se enteró de que este año había Olimpiada Matemática para Bachillerato y le comentó a su profesor de ‘mates’ que estuviera atento a la convocatoria para poder participar en este concurso. Asegura que el examen que les hicieron fue difícil. Fueron ocho problemas y dice que se atascó en cuatro de ellos. Al final, tan sólo dos se dejó sin resolver del todo, eran de inecuaciones, pero los planteó y cree que le han podido dar puntos por ello. Resulta que esta prueba no le salió “ni bien ni mal, aunque me salió mejor de lo que esperaba”. De hecho, consultó la solución de uno de esos que se dejó a medio terminar y resulta que “era una tontería” donde se había equivocado. Márquez León es un experto en olimpiadas matemáticas, ya que en segundo de la ESO se presentó a la de esta categoría y ganó en la fase regional. De esta experiencia guarda un muy buen recuerdo, ya que algunos de los chicos que conoció en la prueba nacional han coincidido con él en los campeonatos de ajedrez y han acabado siendo grandes amigos. Se le da muy bien el cálculo desde pequeño. Le gustan las Matemáticas. Su padre asegura que una vez corrigió a un profesor porque estaba resolviendo un problema de una forma más complicada, pues había encontrado una manera sencilla de hacerlo. En cuanto al ajedrez, es un buen estratega. Utiliza una jugada u otra según su oponente, aunque asegura que no siempre gana las partidas. Fue su abuelo el que le enseñó a mover las fichas del ajedrez. Los alfiles, peones y torres no tienen secretos para la mente de este joven que ve claramente hacia dónde debe llevar a su oponente para ganar la partida. Con diez años se apuntó a la Federación de Ajedrez y desde entonces practica este deporte todos los fines de semana. Es una de sus aficiones. El cine y la lectura de libros de fantasía y ciencia ficción se suman a sus ‘hobbies’. También le gustan los idiomas y se le dan bien. Está claro que una mente de esas causa gran envidia a cualquiera de los mortales que esté leyendo estas líneas. Márquez León va a la Escuela de Idiomas por las tardes para estudiar inglés y francés. Esta afición por los idiomas le viene de familia, ya que a sus padres que les gusta conocer lenguas nuevas. De hecho, su padre es un buen estudiante de árabe, asegura este joven. Su futuro Pero esta mente brillante tiene un fallo. No se aclara con lo que desea estudiar en la universidad. Su futuro profesional no lo ve tan claramente como la solución los problema de Matemáticas. Quiere estudiar en Madrid, pero no sabe si optará por Física, Química, Matemáticas o una ingeniería. Aunque Márquez León tiene otra preocupación que debe resolver antes de que llegue la hora de hacer la prematrícula en una facultad. La fase nacional de la Olimpiada Matemática. Asegura que tiene una desventaja con el resto de los participantes, ya que en otros institutos de la península se prepara a los alumnos. Ha echado un vistazo a los problemas de otros años que están en Internet y afirma que son muy complejos. Ahora le toca buscar la ayuda de su profesor de Matemáticas o del delegado de la Real Sociedad Matemática Española en Melilla, Fernando Olmo, para conseguir un buen puesto e incluso ganar en el nacional. Sólo queda desearle buena suerte y que consiga también ganar esta meta.