La actriz Nuria Espert asegura que ‘La loba’ es una obra que dará mucho de qué hablar al público. Destaca que esta crisis será “uno de los muchos baches” que sufrirá la cultura.
La actriz Nuria Espert se subirá por primera vez a los escenarios de Melilla con la obra ‘La loba’, una historia sobre la ambición y la codicia sin límites. Espert aseguró a El Faro que tiene muchas ganas de visitar la ciudad y de pasear por sus calles. Se siente “muy orgullosa” y “feliz” de que Melilla acoja por fin un espectáculo de las dimensiones de esta representación que cuenta con la coproducción del Centro de Arte Dramático de Madrid. Esta obra se podrá ver el sábado y el domingo a las 20:30 horas.
‘La loba’ narra cómo la familia Hubbard se ha ido haciendo cada vez más rica sin importar las consecuencias que tienen sus acciones. Está centrada en los Estados Unidos a principios del siglo XX. “Los Hubbard protagonizan una crónica de la degradación moral que da origen a ese orgullo desmesurado americano, a un capitalismo salvaje, donde ellos mismos se reconocen felizmente como el centro del universo, como una plaga de langostas que devora todo lo que encuentra a su camino”, asegura la dirección de esta obra.
–Hace unos días leí un comentario en las redes sociales. Decía que como siguieran mejorando la tecnología del 3D de los cines acabarían inventado el teatro.
–(Risas). Comparto esta opinión. Es lo que pensamos cuando en Estados Unidos empezaron a proyectar películas con 3D. Ha sido entre nosotros una broma habitual.
–Son tiempos difíciles para el teatro, pero ¿son tan graves realmente o siempre ha estado en la cuerda floja?
–Los tiempos son dificilísimos para toda la sociedad española. Son unos momentos realmente graves. El pueblo está en la calle todo el tiempo quejándose y hablando de unos problemas enormes. El teatro no puede estar al margen de eso, porque no es que sea parte de la sociedad, sino que es el corazón de la sociedad. Lo que ocurre, y eso sí creo que agrava la situación, es que los recortes tienen que hacerse con un cuidado enorme, dañando lo menos posible, y lo que se ha hecho a la cultura han sido como un golpe de hacha, como un machetazo. El IVA nuestro a pasado de un 9% a un 21% y no hay precedente. Eso sólo le ha pasado a la cultura. Esto nos va dificultar muchísimo en este año que acabamos de comenzar hacer grandes espectáculos y de calidad alta.
–No sólo se habla en estos tiempos de crisis de la pérdida de dinero, sino también de valores. ¿Qué papel puede tener el teatro en este contexto?
–No es una frase mía y aunque sea muy manida, el teatro es el espejo de la sociedad. Pero quizás nunca lo fue tanto como en ‘La loba’. Lilliam Hellman escribió esta obra a principios del siglo pasado. Vio en qué iba a convertirse esa nueva sociedad que estaba aflorando. Lo vio como una adivina o como una pitonisa que pudiera descifrar el futuro. Todo lo que ocurre en la obra es lo que esta pasando ahora. Los personajes son muy profundos y de una grandeza extraordinaria, pero representan la codicia extrema de la que hablaba Obama (presidente de Estados Unidos en sus discursos). Mi papel especialmente es un ser despreciable que llega al asesinato para obtener lo que quiere, que no es más que dinero y poder.
–Esta obra habla sobre la ambición de sus personajes, pero ¿esta codicia de la que habla es aprendida o se debe a las circunstancias que viven?
–Ellos vienen ya de un padre espantoso y de una madre maltratada. Han tenido una escuela que los lleva a ser directamente lo que son. El padre ganó miles y ellos ganan millones, pero es siempre a través del engaño y de pisoteo de los derechos los demás. Es una radiografía de este momento triste que vivimos.
–Interpreta a un personaje parecido a los malvados de los cuentos de hadas o más cercano a ser un ser humano que se cuestione sobre el bien y el mal.
–No es un personaje de cuentos. Tiene una hondura extraordinaria. Es una de esas personas que cree que la vida le debe algo. Que ella debería tener lo que siempre quiso y que la vida no se lo ha dado. Ahora se le presenta la ocasión de tener lo que siempre soñó y con esta posibilidad aparece una especie de monstruo.
–La crisis ha provocado que muchas de las obras que se estrenan en los escenarios sean comedias y que estén protagonizadas por pocos actores. Pero ‘La loba’ se salta la norma.
–Es una producción de Juanjo Seoane y del Centro Dramático de Madrid. Eso ha permitido unos decorados que hace muchos años que no se ven en unos escenarios. Una compañía de grandísimos actores. Es una obra en donde mi personaje no es el protagonista absoluto, sino todos y cada uno de ellos lo son. Tenemos un plantel que rara vez se ve en un teatro español.
–¿Cree que se debe seguir apostando por las comedias o hay espacio en los teatros españoles para las obras más dramáticas?
–El público elige y democráticamente va a ver aquello que tiene ganas de ver. Todos tenemos en la mente que queremos reírnos y divertirnos, pero al mismo tiempo queremos disfrutar. Disfrutar no es sólo reír. Disfrutar es gozar de un buen espectáculo, que te cuenta algo que te interesa profundamente, que te marca algo de lo que hablarás dentro de dos semanas. Por ejemplo, mientras estas comiendo surgirá un tema y dirás esto es como en ‘La loba’, lo que vimos hace unas semanas en el teatro. La prueba es que los grandes títulos, como ‘Todos eran mis hijos’, ‘Un tranvía llamado Deseo’ y ‘La vida es sueño’, han sido los grandísimos éxitos de este año. También nosotros, que estamos entre los tres primeros.
–¿Los melillenses saldrán del teatro con alguna lección aprendida? ¿Hay moraleja en esta historia?
–Las moralejas son cosas del pasado. En los grandes textos, esos que le he nombrado, a excepción de ‘La vida es sueño’, y otros en del teatro contemporáneo, la moraleja la encuentra el público. Los espectadores toman todo este mal que se respira en el escenario y lo pueden convertir en bien. Y también pueden mirarse a si mismos, por si hay algún rasgo de esos defectos que le han desagradado tanto en los personajes del teatro.
–Lleva muchos años sobre los escenarios y son decenas los papeles que ha interpretado. ¿Le queda algún personaje por protagonizar de esos que se anhelan toda la vida o que vio representar a otra compañera de profesión?
–Siempre he tenido un respeto y un especial de temor a Lady Macbeth, pero lo voy a interpretar cuando acabe ‘La loba’. Me ha llegado el momento.
–Tiene suerte pues la crisis pasa de su lado, no le ha afectado.
–Bueno, no al trabajo, pero me afecta como al que más en todo lo que me rodea naturalmente.
–¿Qué expectativas tiene respecto al futuro de la cultura y del teatro español??
–Ahora está en malos momentos y supongo que como ha pasado en otros tiempos y peores, esto se levantará. Sin cultura no hay sociedad, no hay humanidad, no hay avances en las sociedades. No hay más remedio que salir. Éste será uno de los muchos baches que la cultura ha sufrido a lo largo de la historia del hombre y saldrá triunfante, como lo ha hecho en ocasiones anteriores.
–Ahora se ha puesto de moda decir que la creatividad suple la falta de recursos y de dinero. ¿Cree que ésta será la balsa de salvación de la cultura?
–Como hemos hecho siempre, pondremos todos los caminos, la calidad y los resortes a nuestro alcance. Y todo lo que nuestro ingenio permita para superar este mal trecho.
–¿Qué más nos destacaría de esta obra para animar a los melillenses a que estén en el teatro este fin de semana?
–Tengo muchas ganas de estar allí. Estoy muy orgullosa de que presentemos este espectáculo de estas dimensiones y de esta profundidad y de esta calidad. Tienen más dificultades en Melilla que en otras provincias españolas para recibir los grandes espectáculos y esta vez se han podido vencer los problemas. Me siento muy orgullosa y muy agradecida de que podamos estar allí, así que les recomiendo que asistan a esta representación.