La embarcación entró por la zona de las escolleras del puerto a las 11:20 horas. Un agente de la Guardia Civil tuvo que atender a uno de los menores.
El año terminó en Melilla con una nueva llegada de inmigrantes por mar. Catorce subsaharianos, entre ellos tres mujeres embarazadas y cuatro menores, dos de ellos de “muy corta edad” llegaron el lunes a la ciudad a bordo de una patera. Según informó a los periodistas un portavoz de la Guardia Civil, la embarcación, rígida y de motor pequeño, llegó a la zona de las escolleras del puerto de la ciudad autónoma en torno a las 11:20 horas. La patera fue avistada inicialmente por el servicio de fronteras del Instituto armado, pero no pudo ser interceptada en el agua, por lo que arribó a tierra. En ese momento, los inmigrantes comenzaron a desembarcar y fueron auxiliados por agentes de la Guardia Civil. Uno de los inmigrantes tuvo que ser trasladado al Hospital Comarcal de Melilla porque presentaba un “cuadro de vómito”, mientras que el resto de subsaharianos tenía síntomas de hipotermia, aunque no han requerido el traslado hasta un centro sanitario. Los inmigrantes fueron trasladados a la Comandancia de la Guardia Civil, donde recibieron asistencia y se cambiaron de ropa, ya que la que llevaban estaba mojada. Pero más allá de las gestiones habituales en el caso de la llegada de embarcaciones con inmigrantes a las costas españolas, la del lunes, tuvo un lado humanitario. Uno de los menores, un bebé de apenas unos meses, tuvo que ser atendido en el lugar que llegó la embarcación por uno de los agentes que, al ver el estado del menor, lo introdujo en uno de los coches patrulla envuelto en una manta, con la calefacción del vehículo al máximo. Según relató a los periodistas, Fernando Baro, el agente que lo atendió, el bebé se encontraba entre unas piedras, de donde fue rescatado después de que su madre, una inmigrante embarazada, alertara con evidente estado de nerviosismo de la situación. Baro señaló que al llegar a rescatar a la mujer él y su compañero notaron que trataba de decirles algo importante. Sin embargo ella hablaba en francés y no lograban entender lo que les estaba explicando, hasta que señaló al lugar donde se encontraba el bebé. Baro señaló que la mujer estaba visiblemente cansada y que no podía volver a por el pequeño, por lo que intentó que algún agente la ayudara para rescatar a su hijo. El guardia civil vio al niño entre las piedras y lo sacó de allí, para llevarlo al coche, donde después de darle calor con la calefacción del vehículo, el niño reaccionó. Baro aseguró que se trata de actuaciones normales en este tipo de sucesos. “Lo más importante para nosotros cuando intervenimos en la llegada de una patera es que las personas que han llegado se encuentren bien”, afirmó. El agente aseguró de que no se trata de acciones excepcionales y que siempre que llega una embarcación o tienen que atender a inmigrantes que entran en la cuidad se encargan de comprobar que se encuentran en buen estado de salud y en el caso de que no se. Así les practican ellos mismos los primeros auxilios, antes de que lleguen los efectivos sanitarios. Los inmigrantes permanecieron en las dependencias de la Comandancia de la Guardia Civil, donde se les ha proporcionado ropa seca y se les atendió, antes de pasar al Centro de Estancia Temporal (CETI). La del lunes fue la última acción humanitaria de 2012 de los agentes de la Guardia Civil de Melilla, que este año han hecho frente a una de las mayores presiones migratorias de los últimos años.
También hubo un intento de salto a la valla el lunes.
Un centenar de inmigrantes de origen subsahariano se aproximó el lunes a la valla fronteriza que separa Melilla de Marruecos, aunque no lograron entrar a la ciudad por el fuerte dispositivo de seguridad que se ha montado en la zona. Según informaron fuentes policiales, el intento de aproximación al vallado perimetral se produjo en torno a las 11.00 horas en la zona de Río de Oro, uno de los lugares habituales en los intentos de entrada de inmigrantes. Además de este intento se han registrado avistamientos de grupos de inmigrantes, que buscan acceder al territorio español. La presión migratoria es "constante" en las proximidades de la ciudad autónoma, aunque la última entrada se produjo hace unos diez días, cuando 19 inmigrantes accedieron a Melilla en un asalto a la valla protagonizado por unas cien personas.