El transporte marítimo dará el próximo año un nuevo paso en calidad. Pero no lo hará por iniciativa propia. No suele ser habitual que las compañías navieras sacrifiquen parte de sus ingresos para mejorar el nivel de satisfacción de sus clientes. Al menos, los melillenses no estamos acostumbrados a ello. Nuestra experiencia sirve para demostrar que en estas compañías siempre prima el beneficio sobre la calidad del servicio. Así ha sido mientras no ha habido competencia o ésta no ha sido de una agresividad suficiente como para considerarla un riesgo ante una posible pérdida de cuota de mercado.
A partir del próximo año, las empresas que unen Melilla con la península tendrán un nuevo motivo para mejorar sus servicios. Esta vez la obligación viene impuesta por un reglamento implantado por la Unión Europea. El documento, sobre el que informa hoy El Faro, obliga a las navieras a tratar a sus pasajeros como las aerolíneas consideran a sus viajeros. Es un paso importante si se tiene en cuenta a todos los derechos que los usuarios del barco estamos ‘obligados’ a renunciar o que no tenemos posibilidad de ejercer porque las compañías nos los niegan.
Cuando comience el 2013, los viajeros tendremos de nuestra parte un reglamento que nos permitirá, por ejemplo, exigir a las navieras una asistencia “adecuada” cuando se produce un retraso en la salida de un barco. En función del tiempo de espera, las compañías estarán obligadas a ofrecer al pasaje desde comida y bebida hasta alojamiento durante tres noches, si fuera necesario. De momento, no existía ese compromiso por parte de las navieras, como tampoco era posible exigir una indemnización si la llegada al destino se producía con retraso.
Es más que probable que el nuevo reglamento que entrará en vigor el próximo año esté por debajo de los derechos en vigor en algunos países de la Unión Europea. Aquí, en Melilla, será recibido como un auténtico logro.