Palazón dice que no es un poblado como el de Palma Santa y que son usadas por inmigrantes que no residen en el CETI. Los indicios de chabolismo que han aparecido en los terrenos del Jardín Valenciano “no son comparables a lo que existía en el Cerro de la Palma Santa”, según afirmó ayer a El Faro el máximo dirigente de la ONG melillense Prodein, José Palazón. En declaraciones realizadas a este periódico, recalcó que las infraviviendas que se encuentran en dicha zona “son utilizadas por los que no tienen más remedio que dormir en la calle”.
Palazón resaltó que el asentamiento de Palma Santa era frecuentado por inmigrantes que residían en el CETI y que acudían al poblado a pasar su tiempo libre y evadirse de la normativa interna del centro. Por contra, las chabolas que hay en el Jardín Valenciano son empleadas por inmigrantes “a los que le ha sido denegada la entrada en el CETI o han sido expulsados de sus instalaciones”.
Pocos habitantes
El máximo dirigente de Prodein resaltó que los que mayores dificultades encuentran para acceder al centro son los argelinos, ya que la Policía “los considera en muchas ocasiones como marroquíes”, los cuales tienen denegada su entrada en el CETI.
No obstante, señaló que son “pocos” los que acuden a estas nuevas infraviviendas, y que tan sólo hay “dos o tres chabolas mal construidas, lo mínimo para no pasar la noche a la intemperie”.
“En ningún caso se puede comparar con lo que había en Palma Santa. Allí estaban muy organizados, incluso tenían una caseta que hacía las veces de cafetería. Acudían a la zona a comer y pasar el rato, pero por la noche la mayor parte volvía al CETI a dormir. En la parcela del Jardín Valenciano están los que no tienen otro sitio donde quedarse”, insistió.
Poco metros más allá de dicho terreno, pasando el cauce del río de Oro, hay varios asentamientos desde hace meses, aunque su confección es mucho menos elaborada que la del cerro. Mientras que en Palma Santa los inmigrantes empleaban maderas y plásticos para construir las chabolas, en esta zona utilizan recovecos entre la maleza y ramas de árboles para crear una infraestructura mínimamente elaborada con la que protegerse del sol y el frío.
La Delegación del Gobierno advirtió el pasado sábado de que si encuentran nuevos poblados de infraviviendas serán inmediatamente destruídos, tal y como ocurrió con el del cerro meses atrás.