La problemática de la frontera abarca a prácticamente todos los sectores económicos de la ciudad, que por otro lado no son demasiados, al margen de otros aspectos como los sociales o los políticos. Dejando a un lado los tira y afloja del Gobierno local y oposición sobre esta cuestión, ayer el nuevo presidente de la Asociación de Hosteleros de Melilla daba su opinión al respecto y ponía de relieve la importancia que la frontera tiene para los intereses económicos melillenses.
No es la primera ni, seguramente, será la última voz que reclama una mejor y mayor fluidez en el tránsito de los pasos fronterizos, especialmente en el de Beni Enzar.
Los hosteleros, como los comerciantes, saben que la buena marcha de sus negocios está en la llegada de los visitantes que proceden del otro lado de la frontera. Por ello su insistencia en que se encuentre una solución cuanto antes para que estos turistas, en la mayoría de los casos de fin de semana, dejen su dinero en estos locales.
Vivir de espaldas a la frontera y no poner toda la carne en el asador para tratar de encontrar una solución será un obstáculo más para salir de esta crisis que cada vez se hace más cuesta arriba en esta ciudad y que como el presidente de la Hostelería melillense señala hoy en este diario, es la más dura que él recuerda en los 44 años que lleva trabajando en el sector.