El dermatólogo Adolfo Amigo asegura que la mejor forma de proteger la piel cuando se está en la piscina o en la playa es aplicar una crema que como mínimo tenga factor 30+.
La piel es el órgano más grande del cuerpo humano y muchas veces no somos conscientes de la importancia que tiene cuidarla. Es el órgano que está más expuesto a las abrasiones del sol, el viento, el frío o el calor. Cuando llega la primavera y el verano, está aún más expuesta a las radiaciones del sol y por ello el dermatólogo Alonso Amigo aconseja a los melillenses prevenir y cuidar la piel antes de que sufra quemaduras o algún tipo de dermatitis.
Este médico asegua que el agua del mar es buena para pieles que tienen acné, ya que el yodo permite secar estos granitos. Sin embargo, destacó que en la playa no sólo vamos a encontrar el agua salada del mar, sino el sol abrasador. “El sol estropea la piel porque la envejece y salen más arrugas. Una persona que está muy soleada a lo largo de su vida envejece más deprisa que otra a la que no le da el sol”, afirma.
En verano aumenta el número de consultas por alergias solares, según señala este dermatólogo, aunque también hay casos de pieles que reaccionan a los productos químicos de las piscinas.
¿Cómo elegir la mejor crema protectora para nuestra piel? Amigo asegura que da igual si la piel es clara u oscura, la primera protección que todos debemos utilizar antes de plantar la toalla en la arena de la playa o en el céspez de la piscina debe tener un 50+, es decir, un factor de protección contra los rayos ultravioleta de 50+.
“Si te pones una crema protectora, tienes que ponerte una que te proteja de verdad”, apunta este dermatólogo.
Amigo indica que cualquier crema de protección solar que se vende en la farmacia puede ser apta para todas las pieles y que dependerá del gusto de los usuarios si la desean más grasa o ligera.
Una vez que la piel haya cogido algo de color y esté avanzado el verano, este dermatólogo explica que sí se pueden utilizar las cremas de factor 30+. Amigo asegura a El Faro que en una consulta de un dermatólogo nunca van a aconsejar cremas con menor grado de protección, ya que las de 20 ó 10+, a penas ayudan a la piel a resistir las agresiones del sol.
Amigo destacó que la piel debe protegerse sin distinción de edad, pero destacó que con los niños hay que tener mayor cuidado. Este dermatólogo recuerda que la piel tiene memoria y que recuerda perfectamente todas las veces que se ha quemado a causa de una exposición prolongada al sol.
Cada dos horas, más crema
Este dermatólogo comenta que si desde muy pequeños se enseña a los niños a cuidar la piel, es decir, a utilizar una crema protectora y a hidratarla tras una ducha o un baño, ya están ganando puntos saludables para su cuerpo. Así, cuando sean mayores ya estarán concienciados sobre las consecuencias de no proteger a la piel de los rayos del sol.
Para que una crema de protección solar haga efecto, es necesario dejarla actuar 30 minutos antes de la exposición al sol. Amigo insiste en que las marcas actuales de cremas no superan las dos horas de protección, y por ello, debemos volver a hidratar la piel cada 120 minutos.
“El sol es acumulativo y llega un momento en el que si eres predispuesto, puede aparecer un cáncer de piel”, asegura.
Pero, ¿qué hacemos cuando nos hemos despistado y nos damos cuenta de que nuestra piel ya está roja y se ha quemado al estar tanto tiempo bajo el sol? Amigo comentó que se debe hidratar con cremas de cortisona, con algo de rosa de mosqueta o aceites para nutrir la zona dañada. Sin embargo, insiste en que debe haber una prevención por parte de los pacientes y evitar las quemaduras.
“De cara al verano hay que protegerse media hora antes de ir a la playa y cada dos horas volver a ponerse esta loción protectora”, señala Amigo. Además, apunta que la piel se reseca más y por ello es bueno hidratarla con lociones que le permita recuperar su frescura y suavidad.
Los lunares sospechosos, a la consulta del médico
Adolfo Amigo destaca que cuando a una piel le ha dado mucho el sol puede darse el caso de que determinados lunares acaben siendo melanomas. Este dermatólogo insiste en que depende de otras causas, como la persona sea propensa o no a desarrollar este tipo de cáncer.
Los lunares que más posibilidades tienen de acabar siendo un cáncer de piel son los que tienen más de seis milímetros y cuya coloración es muy oscura. Amigo comenta que suelen estar en lugares del cuerpo muy expuestos al sol, es decir, en brazos o piernas. También se pueden localizar en las zonas de roce, como las plantas de los pies o en las manos.
Este dermatólogo destaca que ante la duda, lo mejor es acudir a un especialista para que, con dermatoscopio, pueda analizar y ver si tiene peligro o no este lunar. Amigo comenta que algunos síntomas que pueden poner en alerta a los melillenses sobre si sus lunares son normales o no son si les pica o duele, si cambian de forma o crecen muy deprisa o si llegan a sangrar en algún momento. No obstante, comenta que la gente está cada vez más concienciada con cuidar su piel.