Cinco trabajadores se reunieron con el presidente de la Ciudad, tras el pleno del pasado viernes. Según informó ayer a El Faro, el secretario de Acción Sindical de CCOO en Melilla, Francisco Casado, cinco trabajadores del aeropuerto local acudieron al Palacio de la Asamblea con la intención de mantener un encuentro con el presidente de la Ciudad Autónoma, Juan José Imbroda. En un principio, la reunión que habían solicitado estaba prevista para esta semana entrante, pero ante la posiblidad de que el mandatario autonómico no pudiera atenderles, aprovecharon la celebración del pleno de control para “abordarle” al final de la sesión. Así, sin cita previa, Imbroda atendió a estos trabajadores y se comprometió, según explicó Casado, a “colaborar en lo que sea necesario” y mediar con AENA Aeropuertos para evitar una reducción drástica de la plantilla local.
Según el representante sindical, los trabajadores que hablaron con el presidente autonómico se sienten algo más esperanzados, ya que Imbroda es “sensible y está preocupado” por la situación de “incertidumbre” por la que están atravesando los empleados. “El presidente les ha dicho que está dispuesto a colaborar porque a Melilla no le sobran empleos”, aseguró Casado, por lo que, al menos se cumple así una petición que el mismo representante sindical hacía desde estas páginas. La colaboración y apoyo de la Ciudad Autónoma para evitar la reducción de la plantilla del aeropuerto local que conllevaría una merma de la calidad del servicio e incluso el posible cierre algunos días, de las instalaciones.
La reunión con Imbroda refuerza así la predisposición manifestada por el consejero de Economía, Daniel Conesa, y el viceconsejero de Turismo, Javier Mateo, el pasado jueves cuando se reunieron con otros dos trabajadores del aeropuerto.
Las características singulares del aeródromo melillense deben pesar en la negociación en Madrid para evitar una reducción de la plantilla, ya que “son nuestras carreteras”, aseguró uno de los empleados. Además, una reducción implicaría “un drama humano” para los trabajadores afectados, ya que todos ellos tienen “su vida hecha en Melilla y no pueden separar y destrozar familias enteras”, se lamentaba otra trabajadora.