Ayer fue la primera jornada de ayuno del colectivo musulmán de Melilla, prácticamente la mitad de la población de la ciudad autónoma, que durante este mes sagrado celebra una de sus festividades más importantes: el Ramadán.
Este hecho, sin duda, cambia las costumbres no sólo de este colectivo, sino de buena parte de la sociedad melillense que no confiesa esta religión, pues muchos de los comercios y establecimientos de hostelería que habitualmente estaban abiertos a determinadas horas, ahora cierran bien para aprovechar y tomarse unos días de vacaciones, bien para adaptarlos al horario del mes de Ramadán, donde las noches cobran mayor importancia en detrimento de los días.
La ciudadanía sabe cambiar el paso y adaptarse a este nuevo horario y es bastante común encontrarse familias de distintas culturas y religiones en algunos de estos restaurantes que han modificado su horario.
Y junto a ello están las distintas actividades que desde el Gobierno local se han organizado con motivo precisamente de esta festividad y que no están sólo dirigidas al colectivo musulmán, sino que la celebración quiere hacerse extensiva a todos los melillenses.
Prueba de ello son los diferentes torneos deportivos o los pases de cine, que este año como novedad se han trasladado a los barrios melillenses.
Melilla da muestra una vez más de su interculturalidad y de la sana convivencia que existe entre todos sus ciudadanos.