Garbín anunció que el centro de Menores Infractores podría estar listo en los próximos días.
La consejera de Bienestar Social, María Antonia Garbín, aseguró ayer que el centro de menores de La Purísima vuelve a estar saturado. En concreto, según apuntó Garbín, en estos momentos acoge a un total de 180 jóvenes, aunque su capacidad límite está entorno a los 120 acogidos. No obstante, señaló que la entrada y salida de menores hacen que las cifras no sean del todo exactas, ya que varían constantemente. En este sentido, la consejera apuntó que el aumento de la inmigración en general genera también que se produzca un incremento en la de los menores y que la Ciudad intenta dar el mejor servicio que puede, dentro de las limitaciones espaciales. La consejera indicó además que las obras del Centro de Menores Infractores están ya casi concluidas. Garbín indicó que el traslado de los jóvenes, que actualmente se encuentran en La Purísima, se podría hacer efectivo en las próximas semanas. Así, Garbín dijo que ya sólo quedan los últimos detalles y que se están llevando el mobiliario al centro. Falta que se contrate la luz y el agua y se instale el servicio de vigilancia. La consejera incidió en este punto, en que es muy importante que este servicio esté bien coordinado y que por ello se está dedicando tiempo a elaborar el protocolo de vigilancia para este nuevo centro, que estará ubicado cerca del CETI. La consejera recordó que en la actualidad los menores infractores se encuentran provisionalmente acogidos en el centro de la Purísima, lo que incide en que se sature más a menudo. Así, explicó que en estos momentos el quinto módulo de este centro de acogida está ocupado por los infractores, lo que reduce la capacidad para el resto de menores. Así, mientras que cuando se abrió la capacidad óptima era de 160 plazas, en la actualidad es de 120. Cuando se abra el nuevo centro, los cinco módulos de La Purísima volverán a ser utilizados para los menores extranjeros no acompañados que lleguen a la ciudad, lo que hará que se reduzca la saturación, que en desde 2011 ha sufrido el centro de acogida.